La modelo Gisele Bündchen recibió su primera gran oportunidad sobre una pasarela cuando la contrataron para participar por primera vez en la Fashion Week de Londres en 1998.
Aunque en aquella época aún no era reconocida a nivel internacional y no encajaba en la estética heroin chicque imperaba en el mundo de la moda, fue reclutada igualmente para el desfile de Alexander McQueen, que acabaría siendo un espectáculo histórico.