Demi Lovato no pudo evitar derramar varias lágrimas durante su conmovedora actuación de ayer domingo en la gala de los Grammy, un número musical que tuvo incluso que interrumpir brevemente al verse muy emocionada.
Y es que la estrella del pop interpretó anoche una de las canciones más personales y sobrecogedoras de su repertorio reciente, Anyone, un tema que escribió poco antes de sufrir esa sobredosis que casi le cuesta la vida en septiembre de 2018 y que ella misma describió como un "grito desesperado en busca de ayuda".