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#Columna B You: Aprendiendo a ver lo que sí tienes

Si eres de las personas que crees que te falta tener todo y te frustra no alcanzar esa meta, entonces esto te interesará leer.
mar 11 agosto 2015 11:55 AM
Si eres de las personas que crees que te falta tener todo y te frustra no alcanzar esa meta, entonces esto te interesará leer.
Ver lo que sí hay Si eres de las personas que crees que te falta tener todo y te frustra no alcanzar esa meta, entonces esto te interesará leer. (Foto: iStock)

Nota del editor: Bárbara Barragán es psicoterapeuta especialista en Análisis Existencial y Logoterapia. Ha encontrado su camino y sentido de vida acompañando a otros a encontrar el suyo. Atiende terapias en su consultorio particular, imparte cursos y talleres sobre Logoterapia; y es docente en SMAEL (Sociedad Mexicana de Análisis Existencial y Logoterapia) donde forman nuevos psicoterapeutas.

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¿Por qué pensamos que cuando termine la carrera, tenga novio o pase equis cosa, ahora sí podré ser feliz?, ¿Por qué "teniéndolo todo" seguimos sintiéndonos infelices? Y casi siempre creemos que el pasto del vecino es mas verde.

Esta tendencia a mirar lo que no tengo, lo que me falta, lo que no hay, nos lleva a alejarnos del presente y peor aún de nosotros mismos. Es decir, de lo que sí somos, de lo que sí tenemos, de lo que sí hay. Y entonces comenzamos a rechazarnos al no poder alcanzar lo que se supone deberíamos tener. Pareciera que existe una "maldicion" en nuestra vida, que cuando casi alcanzamos ese "algo" que nos falta o lo obtenemos, se desvanece.

¿Te ha pasado como a los niños con los juguetes nuevos en Navidad, que esperan deseosos sus regalos? Y de pronto, bum! En poco tiempo ya se aburrieron, toman el regalo y lo arrinconan, la emoción desaparece y un nuevo deseo aparece casi instantaneamente.

Como pueden notar, aparece la trampa del "faltante", esta fórmula genera una costumbre, un hábito un poco torcido de pensamiento, una adrenalina de "desear", misma que desaparece cuando lo deseado es obtenido o peor aún cuando se cree que todavía se quiere.

La mente genera nuevamente la ausencia, lo que falta y esto aumenta siempre la imaginación generando escenarios llenos de expectativas, ilusiones; pero un día la realidad tendrá que llegar. Pongo algunos ejemplos: Ese novio que tanto te hizo soñar despierta, ahora de carne y hueso, ¿ya no es igual que en tus sueños? Claramente no. Ese trabajo que te solucionaría la vida tiene horarios, compañeros aburridos, es rutinario y parece más una prisión. Ese sueño que tenías ya no parece el mismo, las expectativas enormes que tenías ahora se convierten en frustración.

En resumen: "A mayor expectativa, mayor será la frustración".

Quiero ser puntual en que desear está bien, sino no nos moveríamos, sin embargo sólo desear y tener expectativas hace daño ya que nos aleja de la realidad, del presente pues los deseos siempre son en tiempo futuro. Por lo cual esos deseos y expectativas deben ser acorde a tu realidad.

También es cierto que existe la predisposición por temperamento a ver lo positivo, es decir para ver lo que sí se tiene; y por el lado contrario a ver la carencia y lo negativo, ambas se desarrollan desde la infancia, por lo tanto se aprendieron. Ahora es momentos de aprender una filosofía de vida más saludable, aprender que la felicidad es responsabilidad de cada individuo, a generar nuevos patrones de pensamiento que te acerquen más a la realidad, a tu hoy, a tu presente.

Aquí cabe perfectamente una frase de León Tolstói: "Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo".

Cuando comiences a disfrutar lo que cada día te ofrece la vida, apreciarás lo que tienes, gozarás de lo que eres, entonces el deseo de lo que te falta se transformará en potencia que se mueve hacia delante.

Tu tarea esta semana, para que comiences a ver lo que sí tienes, será:

1- Retoma una actividad que abandonaste.

2- Descubre qué es lo que hoy te da satisfacción de esa actividad abandonada y anótalo.

3- Prueba por lo menos algo nuevo.

4- Anota qué sientes al atreverte a probar algo nuevo.

¡Rompe con tu rutina! Recuerda que somos seres de hábitos y nuestro cerebro se acostumbra y nos entrampa la monotonía.

Nos seguimos leyendo.

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