Reflexiones para evitarse un hijo mirrey
"No es más que un video", escribió un navegante de las redes en las páginas de Vimeo, el sitio donde apareció el adelanto del "Casting Cumbres 2015", que una generación saliente de alumnos preparatorianos iba a utilizar para celebrar su fiesta de graduación...
Ese video cosechó de todo, principalmente por su intenso tufo misógino. "¿Qué tienen estos niños en la cabeza?" "¿Quién los educó con tanta basura?" Unos afirman que la escuela es la culpable, otros, que las familias son las responsables de ese contenido.
El padre Rafael Pecaníns escribió: "Es una vergüenza... Nunca me han inculcado estos antivalores desde que conocí mi congregación a la edad de nueve años. Como ex Cumbres pido a estos jóvenes que no usen el nombre de mi colegio de un modo tan vulgar y lamentable".
Pero en el otro extremo, el video también concitó una defensa airada de sus autores: "No exageren," "era sólo por diversión," "son re'cagados," "pobres chavitos fresa," "a todos se les debe permitir un momento de estupidez..."
La comunicadora Fernanda Familiar decidió convertirse en la abogada y aplaudió el chiste: "Niños, felicidades por haber terminado su prepa. Disfruten de su graduación y no se avergüencen de su videíto. Atesórenlo porque en 30 años más los va a hacer llorar de sentimiento... (y) de risa loca a sus hijos".
Este video obliga a tomar bandos. No resulta fácil permanecer neutro frente a él. Por ello, si usted coincide con la opinión de doña Fernanda Familiar, le sugiero detener aquí la lectura. Si quiere educar a su hijo para que sea un mirrey, este texto no es recomendable.
En cambio, si no desea tener un junior versión 3.0 en casa, las líneas que siguen pueden servir de orientación.
El video que tanto se discute es un buen punto de partida. Quienes lo han querido presentar como una broma normal adolescente están obligados a aceptar que esas imágenes han enfrentado ya un repudio extraordinario.
Dentro del Instituto Cumbres han criticado la presunción de masculinidad, a costa de ridiculizar al sexo femenino, que es el mensaje principal del video. Acaso futuras generaciones tomarán otros temas o quedarán para siempre prohibidos los videos para las fiestas de graduación.
En los hechos aquellos elementos que se dieron cita en esa pieza audiovisual han sido clasificados como vergonzosos por la misma comunidad que los produjo.
Este video logró lo insospechado: la desnormalización de los principios machistas promovidos por los mirreyes.
Notas relacionadas:
No sobra preguntarse por qué este preciso video, "Casting Cumbres 2015," despertó tanto debate público. Los alumnos de este instituto ya habían llamado la atención con otras producciones similares. Y no es la única escuela de élite mexicana que se gasta 800 mil pesos en un video de graduación.
Sin embargo, esta vez los muchachos tuvieron la mala fortuna de hacer coincidir en la misma olla elementos que pueden ser irritantes para el estómago de la sociedad mexicana: el culto a la élite, la ostentación de la riqueza, el sexismo, el privilegio masculino, la impunidad, el menosprecio al otro, la asimetría injusta, la imprudencia y el desconocimiento de la moderación. Acaso sin intuirlo, quienes elaboraron el guión provocaron la tormenta perfecta. De haberla planeado no les habría salido tan escandalosa.
Por sobre todas las cosas ese video exhibe la ignorancia amplísima que tienen esos jóvenes sobre la sociedad en la que nacieron y sobre los dolores que cotidianamente produce en México la violenta desigualdad de género. Nadie supo compartirles antes los anticuerpos que habrían inhibido a cualquier otro de participar en esa charada.
El video confirma una suposición que circula entre los pisos menos afortunados de la sociedad mexicana: la élite que gobierna los recursos económicos y políticos del país se está formando en un entorno de frivolidad intensa.
Esas imágenes conectan con la arbitrariedad de la Lady Profeco, la discriminación de lasLadies de Polanco, la impunidad del Niño Verde, las compras en Beverly Hills de la primera dama, el helicóptero prestado de David Korenfeld y la suntuosidad de los hijos del líder petrolero Carlos Romero Deschamps.
Se quiera o no, esos muchachos que aparecen en el video son vistos -por ellos mismos y por el resto de observadores- como herederos de quien hoy domina las agendas económica y política del país.
Aun si los cachorros de la élite decidieran pasar desapercibidos, su sola existencia es suficiente para levantar morbo. Pero los alumnos protagonistas del Instituto Cumbres poseen gen de rockstar. No soportan ser ignorados.
Sus emociones y placeres necesitan del potente reflector para estar completos... y su ética ha pasado a ser menos que papel mojado. Esa necesidad por presumir determina la personalidad de algunos y en particular ha fracturado la sensibilidad frente al entorno. La urgencia por ostentarse como un ser superior impide al sujeto tomar conciencia de su realidad.
No hay equilibrio en ese individuo, no hay capacidad para medirse, no reconoce los excesos, no es capaz de tomar control sobre sus actos.
La vergüenza individual quedó extraviada. Ellos no están dispuestos a padecer ninguna renuncia. Menos si se trata de un momento fugaz de diversión construido a partir de la broma hiriente y discriminatoria sobre la mujer.
Con sus actitudes de perdonavidas comprueban que, si bien élite, no son ellos un agente civilizador para México, sino lo opuesto... Están tranquilos porque su seguridad radica en el apellido heredado o en el patrimonio familiar...
¿Las élites mexicanas son las mismas de siempre? ¿O la aparición del mirrey anuncia la llegada de algo nuevo?
Ya se dijo antes, la principal característica de las élites gobernantes mexicanas es que se han vuelto muy ostentosas. Además son cada día más indulgentes consigo mismas. Y es así porque la mayoría de sus errores no pagan consecuencias. La escuela ha perdido vigor a la hora de imponer límites y la casa familiar también. Mientras tanto, la sociedad donde viven protege con esmero a los hijos del rico y del poderoso.
Si no hay restricciones en la vida privada y tampoco en la vida pública, el comportamiento de la persona se disloca... Resulta problemático que nadie los haya obligado a considerar las ventajas (o desventajas) que les entregó el juego de la lotería. Ni en casa ni en la escuela los han conducido a revisar los fundamentos de su estatus social. De ahí que asuman su realidad como una circunstancia merecida y crean equivocadamente que nadie podrá arrebatarles su privilegio.
Por su actitud distante y frívola, por su liderazgo inmerecido, por su ejercicio cotidiano de discriminación, por el desconocimiento que tiene de sus semejantes, porque jamás ha calzado los zapatos del habitante de la planta baja, por negación y por indolencia, él es causante de violencia y no de civilización.
El video en disputa también relata la ignorancia grande que tienen los muchachos frente al enorme privilegio que en México significa ser hombre... Reproducen la idea de mujer que han observado en otros lados. La tomaron prestada y la volvieron propia: la persona del sexo femenino que debe humillarse para lograr la atención del hombre. Ella que no se merece nada, a menos que él le otorgue precio.
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Estos jóvenes se educaron en la muy antigua tradición sexista mexicana y no cuentan con los instrumentos que ayudarían a desmontar esas creencias.
Vivirse en igualdad es un acto civilizatorio que se aprende. La especie animal no nos volvió pares, fue nuestra humanidad inventada la que nos permitió vernos con dignidad y a los ojos, sin distingo de clase, sexo, edad, origen racial o religión.
Pero algunos han logrado esquivar el proceso civilizatorio. Más de un elemento de su identidad radica precisamente en lo contrario: en la supuesta selección natural que apela a lo salvaje y por ello desciviliza.
¿Hay salida a esta crisis de civilización? La casa y la escuela vienen a la mente como espacios de solución. Han sido sin duda fuente del problema, pero pueden serlo también de una pedagogía para la igualdad y el respeto a la diversidad.
México merece ser un país donde la dolorosa desigualdad sea historia del pasado. Más la que reproduce de manera sistemática, injusta y arbitraria la intolerable distancia entre hombres y mujeres.
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