El motivo por el que Daniela Ayón viajaba en el avión que se cayó
Fernanda Rico Razo, tanatóloga y media hermana de Daniela Ayón, una de las víctimas que viajaban en el Airbus A320 de Germanwings que el pasado 24 de marzo se estrelló en los Alpes franceses, aún no puede creer la partida de su hermana. Sin embargo, hizo notar que la personalidad libre de la yogi profesional, de 36 años de edad, siempre la llevó a guiarse por sus emociones, motivo por el que en primera instancia estaba de viaje en Europa. En entrevista con Adela Micha el día de ayer, la hermana de ‘Dani’, como la llamaba de cariño, relató que fue un encuentro amoroso el principal motivo de su viaje, así como la celebración de su cumpleaños. Y es que tiempo antes de su fallecimiento contó a su hermana, con quien tenía una relación muy cercana, que “encontrar una pareja especial” era lo único que aún deseaba para sentirse completamente feliz.
“Dani tenía 36 años, fue a pasar su cumpleaños allá. En enero conoció a un nene en Playa [del Carmen] que vivía en Amsterdam y dijo ¡Él es, él es! y ella inmediatamente compró boletos; dijo: me voy en dos semanas, voy a ir a pasar mi cumpleaños”, explicó la maestra en tanatología originaria de Tampico.
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Tanto Fernanda como el resto de su familia apoyaron el impulso viajero de Dani, despidiéndola y brindándole sus bendiciones. No obstante, su espíritu volátil, como la describen sus familiares, no quedó del todo satisfecho con la persona que conoció. “A los dos o tres días, como siempre le pasaba…”, contó su hermana entre risas, “nos dijo: Se me hace que es demasiado serio para mí, es muy propio, no se ríe, ya sabes es demasiado europeo…”, siguió contando.
Fue entonces cuando la joven mexicana dio un giro diferente a su viaje, tomando la decisión de irse a España para encontrarse con viejos amigos. “Se me hace que me voy con mis amigos a Barcelona… ella vivió en Barcelona diez años y cacho y decidió tomar ese avión…todavía antier me habló… ”, agregó. “Estamos aquí de paso, venimos solo de vacaciones y hay que vivir la vida al máximo y que hay que siempre dejar huella”, decía siempre Daniela a sus hermanas, sobrinos y papás que hoy lamentan su partida.