El lado infantil de Mauricio Díaz Roura
¿Cómo fue tu niñez?
Fue muy padre, toda la vida estuve en el mismo colegio, en el Green Hills, así que mis amigos crecieron conmigo. Fui muy hiperactivo, junto con mi hermana mayor, tomaba clases de cualquier cosa que te puedas imaginar, fuimos muy apegados.
¿Cuáles eran tus juegos preferidos?
En la escuela jugaba lo típico, futbol y coleadas porque en el colegio había unas colinas enormes. Con mi hermana casi no jugaba, más bien tratábamos de hacernos la vida imposible, ya sabes cómo es esa relación de amor-odio.
¿Tenías algún juguete especial?
Un conejo de peluche que se llamaba Pony, en realidad no jugaba con él, pero estaba muy arraigado, no lo podía soltar.
¿Cuál es la travesura que más recuerdas?
Primero debo aclarar que mi mamá fue cómplice. Estábamos en el club, mi hermana se encontraba sentada al borde de la alberca, entonces mi intención era empujarla. Lo hice, pero ella tenía atorados los pies en el canal de la piscina y con la fuerza se le rompió uno, fue todo un drama.
Después de eso vino Pascua y cuando tuvimos que ir a buscar los huevitos decorados de castigo me tocó empujarla en la silla de ruedas.
¿Cuál fue el mejor día de tu infancia?
Todos los viernes eran muy padres en general porque nos tocaba ir a casa de mis abuelos a comer y estaban mis primos, entonces descubríamos pasajes secretos porque era una casa vieja. Eran unas verdaderas aventuras épicas esas visitas.
¿Qué programas de televisión eran tu hit?
Los Thundercats, Astro Boy y Los Halcones Galácticos.
¿Cuáles consideras que son las cosas más valiosas que tienen los niños?
Su capacidad de asombro, se sorprenden con todo, su gran imaginación y, lo más valioso, su risa.
Si por un día tuvieras la oportunidad de volver a ser niño, ¿qué te gustaría hacer?
Ir al zoológico porque era de las cosas que más disfrutaba cuando era niño. Era una experiencia mágica que compartir con mis amigos, además disfrutaba el día con mis padres y abuelos.