Esta entrevista fue publicada originalmente en 2012.
"Virgencita plis no agotes mi creatividad", es tal vez lo que dice todos los días, pues gracias a su ingenio hoy en día posee una de las empresas mexicanas mejor posicionada.
Amparín, como le gusta que la llamen, prefiere no dar entrevistas ni ser fotografiada y no por presunción, todo lo contrario, sino porque es una mujer muy tímida.
Esto lo comprobamos con su nerviosismo que mostró cuando fuimos a platicar con ella a la fábrica de Distroller. Llegó sonriente luciendo sus llamativas pulseras, que combinaban perfecto con el arcoiris que traía como manicure.
La hija de la filántropa Amparo Espinosa Rugarcía y nieta del banquero Manuel Espinosa Yglesias tiene una mente creativa que no descansa. "Mis personajes están en mis sueños persiguiéndome, no duermo, o son caricaturas de las personas que me rodean", dice.
Publicidad
Amparín satiriza la vida cotidiana por diversión y a través de sus ojos muchas adolescentes, niñas y mujeres adultas se han adentrado al mundo Distroller, ese que vive por las ideas de una niña atrapada en el cuerpo de una mujer de cuatro décadas.
La historia de este emporio es muy peculiar, pues el nombre se deriva de un experimento. Así es, Serrano estudió diseño gráfico en la Universidad Anáhuac y durante sus estudios realizó un proyecto en el que el personaje llamado Dr. Chui recetaba un chamoy diferente para cada niño. Cuando pidió la aprobación a la Secretaría de Salud, le fue denegada porque los componentes de los dulces destruían la flora intestinal.
A Amparín no le gusta el protagonismo, es solitaria, le gusta ver caricaturas como Angela Anaconda, para lo único que vive es para diseñar, lo demás prefiere que vaya sucediendo solo.
Al hablarle de la palabra éxito, se acaricia el pelo y dice: "Sabes, no busco eso con mi marca, todo lo financiero está en manos de la gente que trabaja conmigo. Nunca imaginé ganar dinero por algo que me gusta hacer, ese no era mi objetivo. Imagínate que si le hubiera pedido dinero a mi familia para emprender un negocio me lo hubieran negado porque no tengo el perfil de empresaria para nada".
La virgen de Guadalupe es la madrina de la firma, pero en su momento fue criticada por la iglesia católica, pues opinaba que era una mofa; sin embargo, Amparín asegura que siempre ha respetado las creencias religiosas y que este personaje surgió cuando hacía bolos para los bautizos, entonces diseñó una imagen divertida para los niños, eso es todo.
Cuando termina de responder, nos percatamos que detrás del sofá en el que está sentada hay una guitarra, entonces le preguntamos por su talento musical, pues pocos saben que perteneció al grupo ochenteno Flans. "Estuve dos años y me corrieron justo cuando iban a grabar el disco, no caía bien ahí, pero también estuve en Media Luna, bastante cursi, a mis hijas (Amparo y Camila) les da pena ajena que lo cuente, pero también me costó trabajo", relata la diseñadora, mientras juega con sus pulseras.
Publicidad
Otra anécdota que cuenta acerca de sus hijas es que en alguna ocasión una fan le dijo que seguramente ellas serían muy felices por tener como mamá a la creadora de Distroller, pero asegura que Amparo y Camila nunca han tenido nada de la marca. "No sé si no les gusta o tal vez sea que lo ven tanto, que no quieren eso".
Y hablando de las redes sociales, el medio que utiliza Amparín para estar en contacto con sus seguidoras, nos cuenta: "Me da mucha pena que las niñas me digan que hago magia y me siento responsable de cumplirles sus sueños, pero también me da una ilusión para seguir, para vivir". Apenas termina la oración cuando ya nos pregunta si está siendo muy cursi con las respuestas y suelta una leve sonrisa, la cual nos indicó que comenzaba a sentirse más relajada con la charla.
Así como a la diseñadora no le gusta la presunción, tampoco le gusta pensar en el futuro, todos sus planes los visualiza a corto plazo y como Distroller y ella son uno mismo no hay expectativas. "A mí me importa el presente, por lo pronto no busco expandirme, eso no quiere decir que no me gustaría que mis diseños sean conocidos en Europa, por ejemplo, pero con lo que tengo ahora soy feliz, es suficiente".
Sin duda, es 102% original como su marca porque ha confiado en su instinto, explotado su talento, alimentado su pasión y luchado por sus sueños, dejando atrás las críticas y demostrando que en México está lo mejor.
Además de diseñar, dice que baila diariamente dos horas hip-hop y, de repente, canta con su guitarra. Admira a su madre y sus hijas y sus ídolos son Walt Disney y Madonna.
Lo último que Amparín nos dice es: "Distroller es una acumulación de ideas y de experiencias. Las tres cosas que distinguen mi trabajo son el lenguaje, los colores y las caricaturas, somos la única marca mexicana en tener eso".
¿Se terminó el tiempo?, ahora nosotros decimos "Virgencita plis para el reloj para seguir con la charla". Pero por suerte el talento de Amparín ya está en todos lados: en un cuaderno, una computadora, una pluma, una caja de galletas o una caja de pañuelo desechables. Su éxito es tan grande que varias marcas le han pedido sus diseños para decorar sus productos.