La reina Camila fue este jueves a un concierto benéfico en la catedral de Salisbury, el primero de los muchos actos oficiales que tendrá que asumir sola después de que al rey Carlos III le fuera diagnosticado cáncer.
La familia real anunció a través de un portavoz que el soberano británico comenzó este lunes el correspondiente tratamiento para superar su enfermedad, lo que ha llevado a la reina consorte y al príncipe heredero, William a sustituir al monarca en sus compromisos oficiales.
Como era de esperar, Camila recibió numerosas preguntas y muestras de cariño ante el delicado momento que atraviesa su marido.
Con una tímida sonrisa y aparentemente relajada, la reina dio las gracias a todos los asistentes por las palabras de afecto y rompió así el silencio sobre el estado de salud del jefe de estado, coronado en mayo pasado.
"Está extremadamente bien, dadas las circunstancias. Estamos muy conmovidos por todas las cartas y mensajes", dijo mientras conversaba con Ben Abbot, un paramédico de 40 años que trabaja en el servicio de emergencias aéreas de Wiltshire.
El recital, en el que actuó el renombrado pianista Rupert Egerton-Smith, tenía como objetivo recaudar fondos y concienciar sobre la labor que realizan diversas organizaciones sin ánimo de lucro de la zona.
De acuerdo con los testimonios recabados por la prensa local, Camila mantuvo en todo momento una actitud amable y extrovertida, hablando con los representantes de las diversas asociaciones y, una vez terminado el espectáculo, felicitando efusivamente a los artistas.
Se trata de su primer encuentro público desde la impactante noticia relativa a la salud del rey, a quien le fue detectado el cáncer, cuyo tipo no ha sido desvelado, poco después de someterse a una operación para solventar los problemas derivados del agrandamiento de su próstata.
El martes, la antigua duquesa de Cornualles tomó un helicóptero para trasladarse a la finca familiar de Sandringham, después de reunirse con el príncipe Harry durante algo más de 40 minutos.
El hijo menor del rey viajo rápidamente de California a Londres para hablar personalmente con su padre y mostrarle todo su apoyo. Sin embargo, en la noche del miércoles, el duque de Sussex ya se encontraba de vuelta en casa, sin haber visto siquiera a su hermano Guillermo, con el que actualmente mantiene una relación gélida.
