Meghan Markle aceptó el premio Women of Vision 2023 en una deslumbrante gala en la ciudad de Nueva York anoche, y su vestido igualmente reluciente marcó una salida del protocolo en su guardarropa real que demuestra que ya no está tratando de seguir las reglas ni "mezclarse" entre los royals.
Con un vestido sin mangas de Johanna Ortiz que le daba el toque final con una sutil abertura a la altura del abdomen, la ex actriz de Suits realmente brilló cuando aceptó el reconocimiento de manos del ícono feminista y su querida amiga Gloria Steinem.
Este glam look completamente fuera del protocolo royal podría haber contenido un mensaje para la princesa Kate, el príncipe William y el rey Carlos III.
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El mensaje oculto de Meghan Markle a la Familia Real
Fiel a la traición de su familia política de utilizar su ropa como una forma de enviar un statement, ahora Meghan, de 41 años, dejó atrás los colores neutros como el negro, el blanco y el beige, que son marcados para no "destacar" y dejar enviar la noción de que se sabe que era un miembro más de la realeza.
Ayer Markle rompió con ese protocolo y optó por un vestido dorado metálico brillante para la entrega de premios que se parecía más a algo que ella usaría durante sus días como estrella de Hollywood, lo que pone de manifiesto que ya se sabe totalmente independiente a Buckingham.
"Rara vez usaba color (en su ropa)", reveló Markle en el tercer episodio de la docuserie Harry & Meghan de Netflix, cuando hizo una reflexión acerca de su tiempo como miembro senior de la realeza británica. Agregó que "había pensamientos de eso", y explicó que no quería usar el mismo tono que otro miembro de la familia en los eventos.
La duquesa, que se casó con el príncipe Harry, de 38 años, en 2018, aseguró que "yo creía: 'Bueno, ¿cuál es un color que probablemente nunca usarán? ¿Camel? ¿Beige? ¿Blanco?'", continuó. "No estoy tratando de sobresalir aquí", agregó. Bueno, ahora la historia es diferente.
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Meghan Markle tendrá un futuro más brillante
Sin duda ese tener que cuidarse para no "sobresalir" anoche quedó en el pasado y derrochó estilo al lado del duque de Sussex, que siempre se ve orgulloso de llevarla del brazo, y también compartió su momento de brillar con su mamá, Doria Ragland, en esa elegante velada.
Junto con su atrevido vestido dorado, usó tacones de aguja dorados de Tom Ford (de mil 350 dólares), una bolsa de mano de Carolina Herrera y un par de aretes de aro J. Crew con tachuelas gruesas. El evento también marcó el primero público en conjunto para los Sussex desde la Coronación del rey Carlos III, el 6 de mayo.
El príncipe Harry asistió para acompañar a su papá en ese histórico día, pero Markle se quedó en casa en California con la princesa Lilibet, de 1 año, y el príncipe Archie, quien celebró ese mismo sábado sus cumpleaños número 4.
En lo privado, la pareja salió recientemente para una cena de sushi con Gwyneth Paltrow y otras celebridades. Con este nuevo y claro distanciamiento con las costumbres de la Casa Real de Windsor, estamos seguros de que veremos más brillo y protagonismo, no sólo en los looks sino en las actividades de Meghan, duquesa de Sussex, en el futuro.