Camilla Rosemary Shand nació el 17 de julio de 1947 en Londres, creció en un ambiente de clase media alta, con una educación muy tradicional, también asistió a colegios en Suiza y Francia y pasó gran parte de su vida en una finca cerca de Sussex.
Además es culta y educada, con una seguridad en sí misma, que impresionaba. Conoció a Carlos III durante un partido de polo, el entonces príncipe de Gales se quedó enamorado en el primer instante.
Cuenta la leyenda que en ese entonces, Camila estaba locamente enamorada de Andrew Parker Bowles, un conocido de la Familia Real.
Andrew era ahijado de la reina madre y compañero en equitación del príncipe Carlos. Parker Bowles comenzó a mostrar interés por la princesa Ana, hermana menor de Carlos, así fue como Ana y Andrew mantuvieron un breve pero tórrido romance.
Camila con el corazón roto y sed de venganza decidió seducir al príncipe Carlos y así darle a la princesa real y al hoy oficial retirado un escarmiento. Carlos aún era muy joven y estaba concentrado en su carrera dentro de la Marina, pero su relación con Camila se había convertido en un auténtico dolor de cabeza.
Cuando se embarcó durante ocho meses para un entrenamiento en alta mar, Camila decidió no sólo terminar definitivamente el romance, sino que además de regresar con Andrew Parker Bowles y casarse con él. Camila rompió el corazón de Carlos en mil pedazos.
Pero la reina consorte como el rey no cortaron del todo la relación, continuaban coincidiendo en el mismo círculo social, la relación era tan cordial que Camila y Andrew le pidieron a Carlos ser el padrino de bautismo de su primogénito, Tom.
En 1981 el príncipe Carlos se comprometió en matrimonio con Lady Diana Spencer, una jovencita inglesa proveniente de una familia aristocrática, tímida, pero con una gran dulzura, inmediatamente conquistó al pueblo inglés, menos a Carlos, quien a pesar de tener afecto hacia Diana, jamás logró enamorarse de ella como lo estaba de Camila.
En Diana: Her True Story, Andrew Morton relata como Diana le confesó que estuvo a punto de cancelar la boda; esto ocurrió cuando descubrió la relación que existía entre Carlos y Camila, gracias a un brazalete que el rey le obsequió a Camila con las iniciales F y G, que significan Fred y Gladys.
Eran los nombres con lo que Carlos y Camila se llamaban cariñosamente. El actual rey y la reina consorte comenzaron a llamarse así inspirados por los personajes principales de un programa de la BBC titulado The Goon Snow.
Durante años, Carlos y Camila mantuvieron una amistad muy cercana, pero fue hasta 1986 que decidieron retomar su relación romántica. El entonces príncipe había encontrado en su amiga a la compañera perfecta, era su amiga, confidente y la mujer que más amaba.
Su relación con Diana estaba totalmente fracturada, la princesa había tenido también affaires con personas cercanas como el capitán James Hewitt. Carlos y Diana estaban juntos únicamente para cumplir con la Corona.
La situación de Carlos y Camila se agravó cuando una conversación que sostuvieron en 1989 vía telefónica fue interceptada y grabada por un medio de comunicación, fue subida de tono e incluso el rey le dice a Camila que le gustaría ser un "tampón", entre otras cosas.
Finalmente, en 1994 Carlos III aceptó públicamente en televisión nacional que le había sido infiel a su mujer. Acto seguido, esa misma noche, Diana acudió a la gala del Serpentine Gallery luciendo estupenda y más sexy que nunca, portando el que se conoce como el revenge dress.
En agosto de 1997 se produjo un suceso que cambió la vida de la monarquía británica, la princesa Diana falleció tras sufrir un terrible accidente a bordo de un auto en París. El entonces príncipe Carlos tuvo que hacer frente a la situación, hacía exactamente un año había quedado formalmente divorciado de la mamá de sus hijos.
Una mamá que había dejado una profunda huella en William y Harry, pero no sólo en ellos sino en el resto del mundo. Se desconoce qué papel jugó Camila durante el proceso de duelo que Carlos llevó; mantenían una discreta relación y no fue hasta 1999 que hicieron su primera aparición pública.
Camila tenía mucho que trabajar no sólo para ganarse la aprobación de los británicos, sino de la Familia Real, sus papás y sus hijos jamás vieron con buenos ojos la relación que sostenían.
De acuerdo con Harry, en su libro Spare, le suplicó a su papá no casarse con Camila, pero todo fue inútil, Carlos III y su gran amor llegaron al altar (o más bien al registro civil) en abril de 2005, su boda representó un verdadero cambio en las tradiciones de la monarquía.
El rey por fin conseguía lo que tanto había anhelado desde 1971, casarse con su mejor amiga, la joven rubia y atrevida que conoció en un partido de polo. Los últimos 18 años, Carlos y Camila han trabajado para servir al pueblo, ambos colaboran con asociaciones de caridad.
Representan a la Corona en el extranjero y se han esforzado porque su historia de amor rinda frutos; la realidad es que la royal couple es un gran equipo, aunque no gocen de la mayor popularidad. El 8 de septiembre de 2022, con la muerte de la reina Isabel II, Camila se convirtió en la reina consorte, un título que jamás pensó ostentar.
Desde Ana Bolena no se veía a una amante real subir al trono británico. Hoy Camila enfrenta un reto; ser la compañera ideal para los ingleses, continuar el legado de otras reinas consortes, cumplir con el deber y seguir siendo la fiel escudera de Carlos III.
