La reina Isabel II se convirtió en soberana del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, el día que su papá Jorge VI murió, el 6 de febrero de 1952, ella se encontraba en Kenia en una gira por distintos países de la Commonwealth.
Tuvo que pasar más de un año para que la ceremonia de Coronación se llevara a cabo, la fecha elegida fue el 2 de junio de 1953, día que permanecerá por siempre en los libros de historia.
El príncipe Felipe se encargó de que la Coronación de su esposa fuera épica; ideó un plan para que el acto se televisara. Alrededor de 27 millones de personas pudieron ver la ceremonia y otros 11 millones lo escucharon atentos en la radio. Sin contar a los ocho mil asistentes en la Abadía de Westminster.
La Coronación de la reina Isabel II se produjo 16 años después que la de su papá, pero a diferencia del rey Jorge VI, la ceremonia reina tuvo una minuciosa planificación. Para el rey Jorge VI se continuó con los preparativos ya establecidos para la investidura del rey Eduardo VIII, quien abdico para vivir su amor junto a Wallis Simpson.
La fecha elegida para la reina Isabel II fue el 2 de junio, la ceremonia se llevó a cabo en la Abadía de Westminster, como marca la tradición. Además, el duque de Edimburgo jugó un papel muy importante, encabezando el Comité de Coronación.
Para el histórico evento, la reina Isabel II se trasladó desde Buckingham a la Abadía de Westminster en un carruaje dorado tirado por caballos; en ese viajó durante la procesión de regreso a Buckingham. En una ocasión la propia monarca aseguró que no era nada cómodo.
La reina Isabel II supervisó todos los detalles de su vestimenta para el gran día, trabajó muy de cerca con el diseñador inglés Norman Hartnell, mismo que se encargó de la creación de su vestido de novia en 1947.
La reina quiso que el vestido llevara detalles muy personales, flores bordadas que representaran no solamente a Reino Unido sino también a los países de la Commonwealth.
El vestido también llevaba un trébol de cuatro hojas, símbolo de buena suerte, idea de Hartnell, tanto el diseñador, como Isabel II tomaron en cuenta el protocolo y la majestuosidad de la ocasión representada en los colores blanco y dorado.
Los zapatos, bañados en oro y con incrustaciones de rubíes, fueron una creación del zapatero francés Roger Vivier y fueron inspirados en la Catedral de Chartres de Francia.
El ajuar completo ha sido expuesto al público en tres ocasiones, la celebración del Jubileo de Platino fue la última.
La reina portó dos crowns aquel 2 de julio: la Corona de San Eduardo y la Corona del Estado Imperial. La primera es considerada la más importante, además de que como dato curioso, sólo se utiliza al momento de la coronación.
La corona fue fabricada en 1661 para la Coronación de Carlos II, lleva piedras incrustadas y pesa más de dos kilos. Debido a su peso y a que es considerada una joya sagrada, la reina la utilizó sólo una vez. Antes de partir de Westminster, Isabel II reemplazó la corona de San Eduardo por la Corona de Estado Imperial.
Una pieza de oro, repleta de diamantes, perlas, rubíes, zafiros y esmeraldas, que además es menos pesada. Esta es la corona que la reina usó durante las aperturas de Parlamento a lo largo de su reinado.
Ocho mil personas asistieron al histórico evento. Principalmente, la Familia Real británica en pleno, el príncipe Felipe se veía guapo y elegante, vistió una túnica roja sobre su uniforme de Almirante de la Flota. Los príncipes Carlos y Ana, de entonces 4 y 3 años respectivamente, también asistieron a la Coronación.
Ambos han relatado que es muy poco lo que recuerdan de ese día; sin embargo, la gran cantidad de material videográfico los ha ayudado a mantener los recuerdos presentes.
A la ceremonia, también asistieron miembros del Parlamento, el primer ministro Winston Churchill, cabezas de estado y regentes de otras Casas Reales.
Elizabeth Bowes-Lyon, la reina madre, también tuvo un lugar importante, así como la princesa Margarita. Tras la ceremonia, Isabel II salió al balcón a saludar a sus súbditos acompañada de su esposo y sus hijos.
A casi 70 años de este gran acontecimiento, Reino Unido se prepara para presenciar una nueva Coronación, la del rey Carlos III el 6 de mayo, y así comenzar oficialmente una nueva era en la monarquía británica.
