La mañana del 26 de abril de 1923, Londres se despertó con gran alegría, era la boda del príncipe Alberto, segundo hijo de los reyes Jorge V y Mary de Teck, con la escocesa Elizabeth Bowes-Lyon, a pesar de haber sido una boda más sencilla, por no tratarse en ese momento del príncipe heredero, la gente salió a las calles y celebró el enlace.
La ceremonia de los papás de la mujer que cambió la historia de Inglaterra, Isabel II, tuvo lugar en la Abadía de Westminster, alrededor de mil 800 invitados se dieron cita a pesar del cambio de clima, ya que ese día salió el sol, pero también las lluvias de abril se hicieron presentes.
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Entre la larga lista de invitados se encontraban miembros de la realeza como el rey Alfonso XIII de España y su esposa Victoria Eugenia de Battenberg, prima directa del papá del novio; el rey Haakon VII y la reina Maud de Noruega, también hermana de Jorge V, y la reina María de Rumania.
Afuera de la abadía las multitudes se abalanzaron para ver a los novios, el primero en llegar fue el príncipe Alberto, Bertie como lo llamaban de cariño; con él su padrino, el príncipe de Gales, Eduardo. Seguidos por los invitados así como amigos y familiares, por último la novia hizo su entrada triunfal.
Fue acompañada de su papá y sus ocho damas de honor, éstas fueron elegidas entre las familias más aristocráticas de Londres. Elizabeth llevaba un vestido confeccionado por la modista de la reina María, madame Handley-Seymour, el vestido de estilo medieval fue inspirado en las creaciones de Jeanne Lanvin.
Llevaba un discreto bordado en hilo de plata y un encaje muy antiguo que pertenecía a la familia de la novia. Elizabeth no llevó ninguna tiara, pero, en cambio, sí portó el velo de su suegra, la reina María de Teck, quien elogió la discreción y buen gusto de la novia.
De la boda del futuro rey Jorge VI y la querida reina madre Elizabeth nacieron dos de las tradiciones que continúan en las bodas reales de la casa real británica. La primera es que las alianzas o anillos que los novios intercambian en el altar son hechos de oro clogau.
El segundo es que la novia dejó su ramo sobre la tumba del soldado desconocido, sin embargo, Elizabethllevo a cabo este gesto en honor a su hermano, quien falleció sirviendo en la Primera Guerra Mundial.
El matrimonio de Bertie y Elizabeth fue un símbolo de gran evolución en la monarquía, en aquellos tiempos no era usual que los príncipes se casaran con aristócratas. Y es que a pesar de provenir de una familia aristocrática, Elizabeth no era princesa. Se cuenta también que la BBC quiso transmitir la boda en vivo por la radio.
No les fue permitido, recibieron una absoluta negativa de palacio, sin embargo, si existe material videográfico del enlace, también es importante decir que fue la primera pareja de recién casados que salió al balcón del Palacio de Buckingham para saludar a la multitud.
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La historia de amor de 'Bertie' y Elizabeth
"Es con el mayor placer que el rey y la reina anuncien el compromiso de su amado hijo, el duque de York, con Lady Elizabeth Bowes-Lyon, hija del conde y la condesa de Strathmore y Kinghorne", decía el comunicado emitido por el Palacio de Buckingham el 16 de enero de 1923.
La noticia llenó de júbilo a los ingleses porque era la primera vez en mucho tiempo que un príncipe se casaba con una aristócrata, un privilegio que Alberto se podía dar, por ser el auténtico spare de aquella época, como en su destino, hasta ese momento, no se encontraba reinar, pudo elegir libremente a su esposa.
Se dice que antes de conocer a Elizabeth, Bertie estuvo muy enamorado de una socialité australiana, Lady Loughborough, incluso se le había dado permiso para pedir la mano de su amada, pero las cosas cambiaron cuando a su vida llego la escocesa Elizabeth Bowes-Lyon.
La pareja se conoció en un Baile de la Fuerza Aérea durante el verano de 1920, ahí Alberto bailó con la joven que inmediatamente lo cautivo. Empezó a tratarla, a escribirle cartas, e incluso pidió a los padres deElizabeth permiso para visitarla en Glamis, el Castillo que los Bowes-Lyon poseían en Escocia.
Pero lograr que Elizabeth aceptara casarse con él tomo su tiempo, rechazó la propuesta en dos ocasiones, en 1921 y 1922. La razón, no quería hacer ningún tipo de sacrificios al unirse a la Familia Real; sabia las obligaciones y responsabilidades que formar parte de la monarquía británica conllevaba y no estaba dispuesta a pagar el precio.
Alberto insistió y finalmente ella aceptó. Alberto y Elizabeth se casaron y comenzaron a formar su propia familia, en 1926 nació su primogénita, Isabel y cuatro años más tarde nació la princesa Margarita. Durante más de una década disfrutaron de su hogar en Sandringham, donde vivían tranquilamente sin las presiones del protocolo.
En 1936 la vida cambió tanto para ellos como para el resto de la nación, tras la abdicación del rey Eduardo VIII, hermano de Alberto, este se convertía automáticamente en el nuevo monarca, tomó el nombre de Jorge VI, en honor a su padre.
La pareja fue coronada y su hija Isabel, nombrada heredera, formaron un pareja ejemplar hasta el 6 de febrero de 1952, cuando el rey falleció víctima de cáncer dando paso a la era de Isabel II, un reinado que duró 70 años.