En 1947, la reina Isabel II ofreció un discurso que marcó su camino en la tierra, en el que enfatizó: "Declaro ante todos ustedes que toda mi vida, ya sea larga o corta, estará dedicada a su servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial a la que todos pertenecemos". El comprimiso de Su Majestad se mantuvo hasta el último momento.
De acuerdo con el Daily Mail, el nuevo libro que aborda a la Casa Real de Windsor, de Robert Jobsonrevela el extraordinario esfuerzo de la reina Isabel II para dar un conmovedor "último saludo" a las decenas de miles de simpatizantes que llenaron el Mall para celebrar sus 70 años de reinado.
Publicidad
La última aparición de Isabel II
Resplandeciente con un impresionante traje verde esmeralda, la aparición sorpresa de la difunta reina en el balcón del Palacio de Buckingham marcó la alegre culminación del Jubileo de Platino del año pasado. En Our King: Charles III — The Man And The Monarch Revealed se hacen importantes nuevas revelaciones.
Ahora el texto confirma que la reina de 96 años "no se sentía lo suficientemente fuerte" para asistir a las celebraciones finales durante el histórico fin de semana del Jubileo de Patino de cuatro días del año pasado. Y fue el prínciper Carlos que motivó a su mamá para salir por última vez al icónico balcón.
El príncipe Carlos fue el gran apoyo de Isabel II
El entonces príncipe Carlos, se puede leer, simpatizaba con la creciente fragilidad de la reina Isabel II, pero también sintió que era importante que ella reconociera a las grandes multitudes que se habían reunido en Londres y "le imploró que hiciera un gran esfuerzo".
Con el consentimiento de Lilibeth, se hicieron arreglos para que ella volara en helicóptero desde el Castillo de Windsor al Palacio de Buckingham y para que usara una silla de ruedas, aunque se implementó un plan meticulosamente orquestado para garantizar que no se la viera usándola en público.
"Ante su insistencia, se realizó un ejercicio de estilo militar para que nadie pudiera ver que tenía que usar una silla de ruedas", aseguró Jobson. "Con considerable incomodidad, Su Majestad fue llevada en silla de ruedas a la plataforma de helicópteros en Windsor", agregó en el escrito.
Robert detalló también que "en el Palacio, la llevaron en una silla de ruedas hasta las puertas del balcón, luego la ayudaron a ponerse de pie para que pudiera pararse, con la ayuda de un bastón, junto a Carlos yCamila, además de William y su familia. "Después de un espectáculo de fuegos artificiales, la reina sonrió encantada", se insiste en el libro.
Publicidad
Ese sería, lo sabemos ahora, su último saludo a su pueblo. Las imágenes de una Isabel II encantada y caminando con cautela hacia el balcón antes de saludar a la multitud se encuentran entre las imágenes más icónicas de Platinum Jubilee. Más tarde envió una conmovedora carta a la nación.
Isabel II declaró: "Mi corazón ha estado con todos ustedes". Sin embargo, su asistencia triunfal al final de cuatro días de festividades estuvo pendiente durante días. Después de reunirse con su familia en el balcón para presenciar un espectacular vuelo de la RAF el jueves 2 de junio, no pudo asistir a un día de acción de gracias.
Debido a la molestias de la reina, el servicio en la Catedral de San Pablo estuvo dominado por la asistencia del príncipe Harry y Meghan, quienes hicieron su primera aparición real conjunta desde que abandonaron sus funciones.
El libro de Jobson también revela que durante los últimos años de sus vidas, tanto la reina IsabelII como el príncipe Felipe habían visto a Carlos con más frecuencia y se habían acercado más a él. Una vez fuente dice que hubo, en particular, una profundización de la relación entre el nuevo rey y su papá.
"Durante el último año de la vida de Felipe, fueron lo más cercanos que nunca habían estado", explicó un miembro del círculo cercano de amigos de Carlos. El libro cuenta que horas antes de la muerte del príncipe, el 9 de abril de 2021, su hijo había estado junto a su cama hablando sobre los planes para el cumpleaños número 100 del duque.
Aunque cada vez más sordo, Felipe mostró su característico ingenio irónico. "Estamos hablando de tu cumpleaños y de si habrá una recepción", le explicó Carlos. "Bueno", respondió el príncipe, "tengo que estar vivo para eso, ¿no es así?'". Carlos le reviró: "¡Sabía que dirías eso!".