A principios de 2020 el príncipe Harry se reunió con su hermano William, su papá Carlos —en aquel entonces príncipe de Gales— y su abuela la reina Isabel II para discutir cómo planeaba retirarse de sus funciones oficiales junto a su esposa.
Como todo lo que ocurre dentro de palacio, los detalles de lo que sucedió entre esas cuatro paredes no salieron a la luz, hasta ahora.
El príncipe Harry habla de ese encuentro en los últimos episodios de su documental que acaba de estrenarse en Netflix para revelar que su hermano no podía ocultar su ira y que más tarde emitió un comunicado desmintiendo, en nombre de los dos, que la pareja hubiera decidido marcharse debido al comportamiento de William.
"Fue aterrador ver a mi hermano gritándome y que mi papá dijera cosas que simplemente no eran ciertas, y mientras tanto mi abuela sentada allí, callada, como si lo estuviera asimilando todo", recordó.
Al día de hoy todavía no puede creer que se incluyera su nombre en el comunicado sin consultarle antes. "Llamé a M y se lo conté y se echó a llorar porque, en cuestión de cuatro horas, estaban encantados de mentir para proteger a mi hermano y, sin embargo, durante tres años nunca estuvieron dispuestos a decir la verdad para protegernos".
Meghan sostiene que ni siquiera fue invitada a la "cumbre real" a pesar de que ella era el motivo por el que se estaban replanteando su posición en el seno de la monarquía y de que además se estaba negociando su futuro.
Para Harry resultó más que evidente que su familia lo había planeado todo sin plantearse en ningún momento la posibilidad de que su esposa también participara y compartió que al final se marchó sin haber conseguido concretar "un plan de acción" porque sus ideas fueron descartadas al instante.
"Fui con la misma propuesta que ya habíamos hecho públicamente. Pero, una vez allí, me dieron cinco opciones. Una: sigues dentro, sin ningún cambio. Cinco: estás fuera. En la reunión elegí la opción tres: mitad dentro, mitad fuera; tener nuestros propios trabajos, pero también trabajar en apoyo de la reina", explicó Harry.
El duque de Sussex, sin embargo, consideró que "muy pronto quedó claro que ese objetivo no se podía discutir ni debatir". En su opinión, lo único que consiguió esa reunión fue crear una brecha entre su hermano y él, con quien hasta entonces había mantenido una relación muy cercana.
Al día de hoy no le cabe ninguna duda de que William se puso de parte de la institución que encabezará en un futuro porque garantizar su supervivencia y su continuidad forma parte de la sensación de responsabilidad que le inculcaron desde la infancia.
"Creo que desde su perspectiva, tenían que creer que se trataba más de nosotros y de los problemas que teníamos, que de su pareja y de los medios de comunicación y de esa dinámica que tanto dolor nos estaba causando. Vieron lo que querían ver", lamentó el hijo de la princesa Diana.
Harry se muestra mucho menos duro a la hora de juzgar el comportamiento de su difunta abuela porque sabe que sólo estaba siguiendo los consejos que le estaban dando las personas de su entorno.
A Isabel II no paraban de repetirle que la posibilidad de que Harry y Meghan se distanciaran de la familia real, pero sin renunciar por completo a su papel institucional, resultaría perjudicial a la larga para la monarquía al completo.
"Tienes que entender desde una perspectiva familiar, especialmente la suya, hay maneras de hacer las cosas y su misión última, entendida como su responsabilidad, es la institución", añadió el duque de Sussex.
