En su docuserie con Netflix, el príncipe Harry no escogió el lado fácil y optó por no ocultar sus errores del pasado, al mostrar en el primer episodio que su sentido de no pertenencia con la familia real, la muerte de su mamá, la princesa Diana, y su preocupación por el acoso de la prensa a sus parejas lo llevó a cometer excesos.
Al cierre del episodio uno, Harry no tiene miedo en mostrarse expuesto, al aceptar lo doloroso que fue perder a Lady Di, su miedo por ver cómo los paparazzi repetían la historia con él y con su hermano, así como con cualquier chica que aceptara salir con ellos y entablar una relación.
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En un ejercicio de honestidad, el duque de Sussex también aceptó que durante su niñez, hasta antes de 1997 y de comprender la histórica institución de la que formaba parte por suerte (o en su mente quizás, a veces, una maldición) de nacimiento, fue feliz, con sus aventuras y la calidez de su mamá.
Poco a poco todo se transformó y no tuvo reparo en mostrar su propia agonía, con tabloides en los que se ve su etapa más rebelde, en Eton; su polémico viaje a Las Vegas o su conflicto con los paparazzi al salir de un club en Londres un lunes en la madrugada… con transparencia en sus palabras y ojos se mostró vulnerable.
Pudo también rendirle un homenaje al lugar, el hombre y los amigos que lo ayudaron a salir adelante, una especie de familia alterna (un golpe directo a Carlos III y los Windsor) que consideró que lo crio en la lejana África porque aceptó que en Gran Bretaña no encontró a quien le diera "apoyo o guía" en esos instantes de "locura".
Harry, quien aceptó que es probable que haya bloqueado los recuerdos de su mamá para evitar más dolor, también mencionó que tiene siempre presente su risa y el sabio consejo que le dio: "Si te metes en problemas, que nadie se entere", y se llamó a sí mismo como digno "hijo de su mamá".
Antes de ir a Lesoto, el príncipe Harry paso momentos de descontrol.(Pool/Tim Graham Picture Library/Tim Graham Photo Library via Getty Images)
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Aseguró que así como la princesa Diana, él también siguió su corazón (y otro punch a los royals) ya que a diferencia de los hombres en la Casa de Windsor, él eligió casarse por amor y no porque su pareja se ajuste al molde que se observa en la familia real. Sin palabras aplaudió que su mamá, su tía Margarita y su abuela Isabel II amaron también.
Harry no ocultó su orgullo por el cambio que experimentó cuando viajó al Reino de Lesoto en 2004 y conoció al príncipe Seeiso, al que llama hermano porque los dos perdieron a sus mamás —el royal africano poco después de conocer al príncipe británico— que se conocían muy bien entre ellas. El duque va cada vez que puede.
"Fuimos conociéndonos y viendo en qué cosas coincidíamos", cuenta Seeiso en la docuserie y logró resumir la imagen que quizá gran parte de los espectadores sintieron al conocer más de lleno la determinación de Harry de "tomar la antorcha" de Diana en África, al revelar el nombre que le dieron en su reino: "Mahale", que significa guerrero.
El príncipe Harry y el príncipe Seeiso de Lesoto lograron una gran amistad.(David M. Benett/Dave Benett/Getty Images for Audi)
