El 25 de diciembre de 2021, un hombre oculto tras una máscara y una capucha logró acceder a los terrenos del castillo de Windsor y amenazó a un agente de policía con la ballesta que llevaba.
Afortunadamente, el intruso fue detenido con relativa facilidad y nadie salió herido, todo ello al mismo tiempo que Isabel II disfrutaba de una jornada navideña a unas 500 yardas de lo ocurrido, en sus estancias privadas del palacio.
Pasadas unas horas, la soberana, quien falleció el pasado 8 de septiembre, fue informada debidamente del suceso y también de las palabras que pronunció el delincuente para justificar semejante allanamiento de morada. "He venido a matar a la reina", les había espetado a los guardias que acabaron controlándolo.
A pesar de la gravedad de la amenaza, un acto de traición según la ley de 1842 que motivó su encarcelamiento, la monarca reaccionó a la noticia con la compostura y el humor que tanto la caracterizaban.
Eso es al menos lo que reveló el escritor Gyles Brandreth, buen amigo del también difunto duque de Edimburgo, en un extracto de su nueva biografía sobre la longeva jefa de estado: 'Elizabeth: An Intimate Portrait', libro que precisamente saca a relucir el lado más personal, informal y divertido de la madre del actual rey Carlos III.
"Cuando se le comunicó el incidente, la reina se dirigió a un miembro de su equipo, y dijo: 'Sí, bien, eso habría matado el espíritu de la Navidad, ¿no es así?'", dice un fragmento de la obra a la que ha tenido acceso el diario británico Daily Mail.
El autor dedica un largo capítulo al gusto de la reina por las bromas tanto ingeniosas como ridículas, así como a su desconocido talento musical. Y es que Isabel II solía deleitar a sus familiares y amigos más cercanos con su particular interpretación de algunas canciones populares de la II Guerra Mundial, adoptando el acento propio de Lancashire cuando entonaba los versos del cantautor George Formby.
"Lo más divertido de pasar tiempo con la reina era descubrir cosas inesperadas de ella. Le encantaban las bromas prácticas: una vez recibió al príncipe Felipe con una barba de pega, porque él se había dejado unos bigotes muy graciosos durante una gira", asegura otra porción del texto.