Picaditas y tacos de pollo, el menú con el que agasajaron a la reina en Acapulco

En exclusiva para Quién, Susana Palazuelos, una de las chefs y empresarias gastronómicas más reconocidas de México en el mundo, nos cuenta más detalles del evento que organizó para la reina Isabel y que se convirtió en un punto clave en su carrera y en un momento cumbre para la historia de Acapulco, al quedar en claro que la tradición culinaria mexicana y el nivel de excelencia con que se realizó el banquete eran dignos de una reina.

OTRA DE SUS PASIONES:

La reina Isabel y sus corgis, la historia de sus más fieles compañeros Desde muy pequeña, la reina Isabel mostró una gran afición por los perros corgi, que se convirtieron en sus fieles compañeros a lo largo de su monarquía.

“Yo recibí una llamada de parte del presidente Miguel de la Madrid. Me hablaron para decirme que querían que sirviera el banquete de la reina Isabel, que iba a visitar Acapulco y fue algo muy significativo en mi vida porque dijeron que hiciera lo que yo dijera, donde yo dijera y con el menú que yo quisiera y la decoración. Todo se iba a hacer como yo quisiera”, recordó Susana Palazuelos vía telefónica desde Hungría, a donde acudió para tomar parte de una ceremonia de la Orden de Malta, organización a la que pertenece desde hace año y medio.

Susana Palazuelos y su familia

Susana Palazuelos y su familia visitan Hungría para participar en una ceremonia de la Orden de Malta

Cortesía/Susana y Eduardo Palazuelos

Susana Palazuelos y su familia visitan Hungría para participar en una ceremonia de la Orden de Malta

Cortesía/Susana y Eduardo Palazuelos

Susana Palazuelos y su familia visitan Hungría para participar en una ceremonia de la Orden de Malta

Cortesía/Susana y Eduardo Palazuelos

Susana Palazuelos y su familia visitan Hungría para participar en una ceremonia de la Orden de Malta

Cortesía/Susana y Eduardo Palazuelos

Según recuerda, la empresa que fundó para hacer banquetes tenía cuatro o cinco años y trabajaba de la mano con Dick Purby, un decorador estadounidense que venía a pasar las vacaciones a Acapulco y quien se encargaba de convertir todos los banquetes en “sets de película”, ya que trabajaba en el cine, y aunque se trataran de cenas para 20 personas, se encargaban de cuidar hasta el último detalle, incluida la música.

De esta forma, Susana Palazuelos concibió espacios como nunca antes se habían visto en el puerto de Acapulco. Filas con incontables velas a la entrada de una casa e iluminación en toda el área donde iba a ser el banquete. Muchas propiedades en Las Brisas se convirtieron en los escenarios de estas experiencias y fue al conseguir tal impacto que recibió carta blanca para el banquete que se le ofreció a la reina.

UNA HISTORIA QUE 'SE COCINÓ' EN CASA:

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“Que se haga en el Fuerte de San Diego”, decidió la chef acapulqueña. “Es un monumento histórico y, cuando viene una visita así, tiene que ser en un lugar histórico. Así que llegó el jefe del Estado Mayor, me vino a ver y cuando llegamos al fuerte era una ruina, estaba abandonado. Pero lo pintaron, hicieron los baños, lo arreglaron todo.

“Del menú yo dije: ‘Tiene que probar algo que sea mexicano’. De todos mis banquetes, desde que empecé, siempre daba algo de cocina mexicana para que la gente viera lo que es nuestra cultura y nuestras raíces porque, entonces, todo el mundo pensaba que la comida mexicana eran nachos, pasitas y chile con carne”, recordó.

Como promotora de la cocina mexicana en el mundo y fundadora del Círculo Culinario, Susana siempre tuvo la ilusión de que la gente probara y reconociera el sazón mexicano y qué mejor que hacerlo posible con la reina Isabel II, quien tuvo la oportunidad de degustar una serie de recetas que son muestra de la variedad de elementos y tradiciones que se ensamblan en la cocina de nuestro país.

LO MÁS COMENTADO:

¿Cómo se repartirá la herencia de la reina Isabel II? De acuerdo con Forbes, la reina Isabel tenía una fortuna de casi 500 millones de euros.

“Así que le di picaditas, le di quesadillitas de queso rellenas con una salsa de jitomate que hice asadito y molcajeteado. Le di taquitos de pollo con guacamole. Eso fue en la parte de arriba del Fuerte de San Diego.

“Luego bajamos a la mesa –la Baronesa de Portanova me prestó sus sillas, que eran de ratán, muy grandes, muy bonitas, blancas- y el decorador hizo una decoración mexicana con figuritas de burritos, uno rosa, uno lila, uno morado, cargando unos bules de barro con florecitas que eran clavelitos chiquitos rosa mexicano”, detalló.

“De centros de mesa mandamos a hacer unos manteles de papel picado que eran de distintos colores. Uno rosa mexicano, uno lila, uno morado. Así combinamos todos los colores y cuando la gente entraba se veía algo muy bonito, mexicano y muy chic”.

Los platos principales del banquete que Susana Palazuelos ofreció a Isabel II fueron una combinación de elementos de la tierra y el mar en los que cuidó la selección de ingredientes y la preparación de cada uno de ellos, otorgándoles incluso un toque familiar.

“La comida fue una sopa de flor de calabaza con rajas y elotitos y después le di una langosta, que era con una salsa que hacía mi madre de mayonesa hecha en casa, con aceitunas y alcaparras y su huevito con caviar, que era muy típico de una langosta fría. Después un tomatito con ensalada rusa y luego una piña con un sorbet de piña que hice, pues la piña es un lujo en Inglaterra. Ése fue mi menú”, contó orgullosa.

A casi 40 años de este evento, Susana Palazuelos asegura que, al final de la cena, el Fuerte de San Diego lucía con “sus banderas preciosas y enormes” ondeando cuando salió la reina y todo el cuerpo diplomático, de lo que fue una cena para alrededor de 300 personas.

“Lo de la reina fue una experiencia verdaderamente maravillosa, una gran señora. Fue un honor muy grande en mi vida el haber podido hacer un evento como ése y, sobre todo, que hubiera quedado tan bien y que Acapulco se viera tan bien”, aseguró Susana.

Al ser la reina de Inglaterra la invitada de honor, el protocolo no le permitió a Susana Palazuelos acercarse a la monarca para preguntarle si le gustó la comida, pero eso no fue impedimento para que estuviera al pendiente de ella.

“Yo la veía, cómo llegaba y todo, y yo estaba en mi cocina checando su mesa de lejitos. Pero haz de cuenta que hubiera yo estado ahí con ella porque estaba al pendiente de absolutamente todo lo que se le servía y cómo llegaban los platos, que no le faltara nada. Para Acapulco fue un gran honor el haber tenido la visita de una personalidad como ella”, concluyó.