Margarita congregó a toda su familia, a miembros de otras casas reales, como la sueca y la noruega, a políticos y a otros ilustres dignatarios en una celebración marcada por la música, el colorido y, sobre todo, por la estrecha y afectuosa relación que mantienen la reina y su heredero, el príncipe Federico.
Durante el discurso que este último pronunció en honor a su regia madre, no faltaron las bromas ni los comentarios ingeniosos, pero se destacó fundamentalmente por el abrazo y el cariñoso beso que compartieron madre e hijo con total naturalidad una vez finalizada su alocución.
"Tú pintas y yo hago ejercicio. Tú vas en busca de hitos del pasado, yo me escondí para evitar que me descubrieran. Tú dominas la palabra, a mí a veces me falta. A ti te gusta la música clásica, a mí el rock", bromeó Federico sobre las disparidades en sus respectivas personalidades, para a continuación emocionar a Margarita con su firme vocación de servicio. "Cuando llegue el momento, manejaré este barco para conducirlo siempre hacia delante", señalan sus palabras que, inevitablemente, recuerdan al cambio constitucional que acaba de experimentar el Reino Unido.