El Sorpresivo príncipe modernizador, así "bautizamos" al futuro rey Carlos . La rebeldía, contrario a lo esperado, ha estado presente en él desde siempre, pero hubo una ocasión en la que dejó en claro que estaba listo para defender sus ideales, a costa de un conflicto por el que fue tildado de egoísta y cuasi "peligroso", una osadía no propia de su estatus.
Carlos es un hombre con sus propias ideas y eso provocó roces con su mamá, en especial con el desaire que le hizo a China, en 1999, al no asistir a una cena de Estado, en la que Isabel II afianzó lazos diplomáticos, y todo para apoyar al Dalai Lama, a quien conoció cuando, "en secreto", la reina madre recibió al líder del Tíbet en su residencia oficial.