La mansión de Montecito valorada en 15 millones de dólares no ha resultado ser el búnker que esperaban los duques de Sussex cuando se instalaron allí tras pasar varias semanas buscando la vivienda perfecta en California.
Este mismo año se produjeron dos incidentes relacionados con una amenaza de allanamiento en espacio de 12 días.
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Se cree que el matrimonio se encontraba en casa con sus dos hijos -Archie, de tres años, y Lilibet, de un año- cuando se activaron las alarmas de seguridad.
Los registros de la policía de Santa Bárbara muestran que los agentes acudieron a la casa en su aniversario de boda, el 19 de mayo, a las 17:44 para responder a una llamada por la presencia de un posible intruso.
También respondieron a una segunda alerta por esa misma razón el 31 de mayo a las 15:21, horas antes de que Harry y Meghan tomaran un jet privado de regreso a Reino Unido para asistir al Jubileo de Platino de la reina.
Irónicamente aquel viaje generó la preocupación del nieto de Isabel II por su seguridad mientras se encuentra en su país natal después de que se le retirara su seguridad financiada por los contribuyentes porque ya no es un miembro en activo de la monarquía. El Ministerio del Interior falló en su contra cuando emprendió acciones legales para recuperar ese derecho, aunque hace unos días recibió la noticia de que la sentencia se revisará, a petición suya.
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Tal vez con estas situaciones en mente es que decidieron contratar al que fuera guardaespaldas del antiguo presidente Barack Obama, Christopher Sánchez, y al exjefe de seguridad de Michael Jackson, Alberto Álvarez.
Esta inversión en su protección no es una exageración porque en los últimos 14 meses han tenido que recurrir en cuatro ocasiones a la policía.
Las dos llamadas de mayo se registraron como "intruso", "delitos contra la propiedad" y "circunstancias sospechosas", y en la seguridad se solicitó la "documentación de un intruso que se marchó por su propio pie".