Si pretendes cenar con Isabel II, éstas son las reglas que NUNCA deberás romper
La monarca de 96 años es muy estricta cuando se trata de modales a la hora de la cena, y aplica las reglas aún con los miembros más cercanos de su familia.
Sentarse a la mesa con la reina Isabel II debe ser toda una experiencia, y aunque para algunos de los miembros más cercanos de su familia se haya vuelto algo común, esto no implica que puedan tomarlo con informalidad.
Tanto en sus comidas familiares como en banquetes oficiales, la monarca de 96 años tiene una serie de reglas que los comensales no deben romper.
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La primera y más importante -y que afecta especialmente a los más jóvenes de la familia- es que por ningún motivo se permite el uso de celulares en la mesa. Una regla que muchos padres intentan imponer sin éxito, pero que al tratarse de la reina de Inglaterra se debe cumplir sí o sí.
Otro ‘mandamiento’ de Isabel II, muy comprensible, es que nadie debe comer con la boca abierta, ni siquiera los más pequeños, por lo que sus papás deberán estar atentos a sus buenos modales en todo momento.
El uso de las servilletas es importante. Sólo deberán usarse por un lado y doblarse a la mitad después, de esta forma nadie verá si están sucias o no.
Y ni hablar de ir a la cena en ropa informal: no importa si se trata de un momento casual en familia, las cenas en Palacio requieren que los invitados vayan vestidos para la ocasión.
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Al cenar con Isabel II, los comensales deberán ‘hacer eco’ de todo lo que ella haga, es decir, no podrán empezar a comer sin que ella lo haga antes, y una vez que ella indique con sus cubiertos que ha finalizado -el protocolo británico indica que deben ponerse al centro del plato, con los dientes del tenedor viendo hacia arriba-, nadie más puede probar bocado, sin importar que hayan o no terminado sus alimentos.
Entre otros detalles, la reina solicita que ningún platillo lleve ajo cuando se trata de eventos oficiales, como una cortesía para los invitados, y tampoco deberá servirse ningún plato que sea difícil de comer o requiera de mucho esfuerzo para hacerlo, así se evitan momentos incómodos y fotografías en posiciones extrañas.