El hijo mayor de los duques de Cambridge también se cansa en sus apariciones públicas, como le ocurrió a su hermano menor en el Jubileo, y el pasado domingo se convirtió en el gran protagonista de Wimbledon.
Este domingo el hijo mayor de los duques de Cambridge acudió por primera vez a Wimbledon, una de las citas favoritas de su mamá, y se convirtió en el centro de todas las miradas por la misma razón que su hermano menor George en las celebraciones por el Jubileo de Platino de su bisabuela.
Y es que fue inevitable que la primera aparición del primogénito de Williams y Kate en las gradas del estadio trajera a la memoria de muchos el debut de su padre, 31 años antes y acompañado de su mamá, la princesa Diana, quien también era una gran aficionada del torneo.
El príncipe acabó cansándose mientras seguía el partido de Novak Djokovic contra Nick Kyrgios y poco a poco fue olvidándose de las instrucciones que sin duda le habían dado antes de realizar esa aparición sorpresa.
Los fotógrafos captaron al tercero en la línea de sucesión al trono haciendo muecas, sacando ruidosamente el aire por la boca y la nariz y básicamente comportándose como el niño de ocho años que es.
Incluso se estuvo metiendo el dedo en la nariz en un despiste de Kate, que estaba sentada a su lado, aunque lo cierto es que ella nunca se ha molestado cuando sus hijos se saltan el protocolo en los pocos compromisos públicos en los que participan. De hecho, la esposa del príncipe William fue la primera que se soltó a reír hace un par de años cuando su hija la princesa Charlotte le sacó la lengua a los curiosos que se habían acercado a verla en una regata.
En el caso de George, hay que reconocer que se ha sabido comportar cada vez que ha acompañado a sus padres y se ha ido relajando cuando le presentan a desconocidos, atreviéndose incluso a hacerle una broma al presentador Owain Wynn Evans acerca de sus zapatos en una fiesta que se celebró en el palacio de Buckingham.
