La Isabel II, quien estuvoausente en los últimos días debido a un "malestar", puso el domingo el broche de oro a los festejos por el "jubileo de platino", sus excepcionales 70 años en el trono, con una aparición sorpresa en el balcón del Palacio de Buckingham.
Totalmente vestida de verde, la monarca, de 96 años y con crecientes problemas de movilidad, salió brevemente a saludar acompañada por su heredero, el príncipe Carlos, de 73 años, y su nieto William, de 39, bajo una fanfarria de trompetas.
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Escenificando el futuro de la familia real británica, aparecieron también en el balcón los hijos de William y Kate -George de 8 años, Charlotte de 7 y Louis de 4- junto a su madre y la esposa de Carlos, Camila, llamada a convertirse en la próxima reina consorte.
Isabel II había lanzado personalmente el jueves los cuatro días de celebraciones por sus 70 años de reinado, pero tras sentir "un cierto malestar" estuvo ausente de los eventos del viernes y el sábado.
Sin embargo la víspera, durante un gigantesco concierto de rock organizado frente al palacio, había hecho una aparición grabada en vídeo y cargada de humor junto al célebre osito de animación Paddington.
La salud de la monarca preocupa desde que en octubre los médicos le ordenaron guardar reposo y tuvo que pasar una noche hospitalizada para someterse a pruebas médicas.
Los cuatro días de celebraciones terminaron con la multitud entonando el himno nacional, "God Save the Queen" (Dios guarde a la reina), frente al Palacio de Buckingham. Antes, la superestrella del pop Ed Sheeran cantó su canción ‘Perfect’ en honor a la monarca más longeva que haya tenido el país, como colofón de un gran carnaval por el centro de Londres, que con marionetas gigantes, músicos y bailarines, escenificó la riqueza de la cultura británica.
Pese a la previsión meteorológica, los 10.000 participantes y las decenas de miles de personas reunidas para presenciarlo, protegidas con gorros y abrigos contra el frío, escaparon a la lluvia.
Abrió el desfile, concebido para representar la transformación de la sociedad británica desde la llegada de la reina al trono en 1952 con sólo 25 años, la carroza de oro de la reina, de más de 260 años de antigüedad, en cuyas ventanas se proyectaron imágenes de la jóven monarca de camino a su coronación.
Siete autobuses de dos pisos celebraron la cultura popular de cada de las décadas de su reinado.
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Gaiteros escoceses, bailarines indios, percusionistas caribeños, drag queens y hasta dos punks escenificaron la diversidad del Reino Unido y sus excolonias.
Fue una celebración de la cultura británica, con sus elegantes y excentricidades, en no faltaron todos los Aston Martin de las películas de James Bond.
Durante el desfile, la reina estuvo representada, por el príncipe Carlos, hecho cada vez más frencuente en un progresivo traspaso de funciones monárquicas por una soberana de frágil salyud pero determinada a no abdicar.
Sin embargo, la transición despierta dudas, por la popularidad de Carlos, muy inferior a la de su madre, y las crisis y críticas que sufre la monarquía, desde el distanciamiento del príncipe Harry y su esposa Meghan hasta los ataques por el pasado colonial y esclavista del imperio británico.
En un sombrío contexto social, con una inflación disparada que impone estrecheces a muchos británicos, la división causada por el Brexit y los 180.000 muertos causados por la pandemia, los festejos del jubileo han sido una válvula de escape para la población y una oportunidad para la familia real de volver a seducirla.