La familia Grimaldi ha tenido una cantidad más que justa de momentos amargos; para Carolina de Mónaco no hubo excepción. La princesa, hija mayor de Rainiero III y Grace Kelly, perdió a su esposo Stefano Casiraghi en un trágico accidente en 1990, con la responsabilidad de criar sola a sus tres hijos, Andrea, de 6 años, Carlota, de 4 y Pierre, de 3.
La historia de amor de Vincent Lindon, jurado de Cannes, y Carolina de Mónaco
Para alejarse de la vida pública y tratar de rehacer su vida en paz junto a sus hijos, Carolina se refugió en el pequeño pueblo de Saint-Rémy de Provence, donde pudo disfrutar de la normalidad de la vida de provincia, lejos de las cámaras que la asediaban en el Principado.
Por su parte, la carrera de Vincent Lindon —quien este año fue designado presidente del jurado del Festival de Cine de Cannes— estaba por despegar y su nombre ya sonaba en prestigiosas ternas. Lindon acababa de terminar su relación con Claude Chirac, hija del futuro presidente Jacques Chirac y amiga de Carolina.
Ya en 1992 se les veía juntos, no precisamente presumiendo su relación, pero tampoco ocultándola del todo. Se dice que Vincent iba por los pequeños Casiraghi al colegio y que lo llamaban "tío Vincent". A bordo del Pacha III, el barco que solía pertenecer a Stefano, se reunían con amigos. Contra todo pronóstico, Carolina volvía a sonreír.
Presentarlo con Rainiero III, su papá, no fue fácil, pues era extremadamente protector de sus hijas. Carolina ya tenía bajo el brazo dos matrimonios fallidos, el primero con el conocido playboy Philippe Junot —matrimonio al cual se opusieron tanto Grace como Rainiero—, por lo que no había espacio para fallar.
Las presentaciones fueron exitosas, y Vincent fue invitado una y otra vez a eventos con los Grimaldi. Rainiero consintió que Vincent acompañara a la princesa al bautizo de los hijos de Estefanía, su hermana menor, de cacería con la familia, y al décimo aniversario del ballet de Montecarlo, donde sucedió la pelea que terminó por separarlos.
Los detalles no se conocen bien a bien, pero se vio discutir a la pareja durante el evento, lo que alimentó los rumores de una posible separación. Para 1996, se confirmó que no estaban juntos, y sólo tomaría a Carolina tres años volverse a casar, esta vez con Ernesto de Hannover.
Vincent también encontró el amor en la actriz francesa Sandrine Kiberlain, con quien rompió en 2003, y cuya hija, Suzanne Lindon, es ahora actriz, escritora y productora y ha aparecido también en el Festival de Cannes.
Aunque han pasado casi 20 años de su relación, Lindon prefiere no hablar de la princesa e incluso su equipo pide que no se le pregunte nada al respecto. Lo que ocurrió verdaderamente con la pareja permanece sólo en su círculo cercano.