La misa de Pascua en Windsor dio a los royal watchers la oportunidad de ver, una vez más, a los miembros más jóvenes de la familia real en acción.
Evidentemente, los protagonistas fueron los príncipes de Cambridge, George y Charlotte, quienes en su papel de tercero y cuarto en la línea de sucesión al trono, comandaron con sus padres, William y Kate, la comitiva que se dirigió hacia la capilla de San Jorge para el servicio religioso.
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Un interesante detalle saltó a la vista en su breve recorrido hacia la iglesia: a diferencia de la princesa Charlotte, de 6 años, George, de 8, no iba tomado de la mano de uno de sus padres, como suele hacerlo. En cambio, el futuro rey caminó entre los duques de Cambridge libremente.
Esto fue “deliberado”, según contó la experta Judi James al Daily Mirror. “La señal no verbal más poderosa e histórica, sin duda, fue la ‘separación consciente’ de William y su hijo George”, señaló.
“Es la primera vez que vemos a George caminar entre sus padres como un royal independiente. Normalmente, automáticamente y de forma muy dulce le da la mano a su padre, pero parece que ésta fue una decisión consciente para hacerlo ver mayor”.
“La pista para darnos cuenta que fue deliberado es que William lleva el brazo al frente, de forma que las manos de ellos no se cruzan”, continúa James.
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Éste pudo haber sido un momento especial para William y Kate al ver a su primogénito parecerse cada vez más a su papá y dejándolo tener mayor independencia, sin necesidad de ese contacto que es relacionado directamente con la infancia.
Por su parte, Charlotte sí mostró una tierna actitud de niña al jalar discretamente el abrigo de Kate mientras ésta hablaba con el reverendo David Conner, indicando sus ganas de terminar de una vez por todas el compromiso y dirigirse al castillo de Windsor, donde los esperaba la reina para la comida de Pascua.