Tenía seis o siete años cuando a Fernando Stovell le nació el gusto por la cocina, pero siendo niño era prácticamente imposible realizar el sueño de convertirse en chef. Así que esperó a ser adolescente para expresarle a su papá el anhelo de explorar todo aquello que tuviera que ver con la gastronomía.
Sin embargo, su papá, quien era arquitecto de profesión y trabajaba para un ex presidente mexicano, no vio con buenos ojos que se desarrollara en el arte culinario.
“Desafortunadamente en México, en esos tiempos, ser cocinero o piloto aviador, era mal visto. No era correcto que trabajaras para alguien, que te convirtieras en un sirviente”. Por fortuna, hoy las cosas han cambiado y a los chefs se les reconoce casi a la par que un rockstar, dice en entrevista con Quién.
Fernando Stovell partió de México en 1997 hacia Inglaterra. Apenas cursaba el segundo o tercer grado de una supuesta carrera en política cuando le avisó a su papá que ya se había graduado y él le creyó, pues siempre se distinguió por sus buenas calificaciones.
“Cada año iba a Inglaterra a saludar a mi abuelita y a mi tío, iba dos veces o tres veces y convencí a mí papá de hacer mi maestría allá, pero no era mi maestría, era mi sueño hecho realidad porque él me mandaba dinero y yo pagaba mis colegiaturas para estudiar lo que verdaderamente me apasionaba”.
Stovell estudió en una de las mejores universidades de Europa, el Westminster College, institución que ahora se llama Westminster Kingsway College. Todos en su familia sabían lo que estaba estudiando, menos su papá.
En el primero y segundo año, se inscribió en muchas competencias hasta convertirse en el mejor de entre 7 mil 500 alumnos de la última generación. Para el tercer año, a él y otros diez alumnos, les ofrecieron trabajar para un jefe de Estado del Medio Oriente, pero en realidad se trataba de Su Majestad, la reina Isabel II.
“Al ayudar a traducir el alemán y francés de los menús confidenciales, me di cuenta que yo estaba a cargo de todos los canapés del evento. Me levanté para ver a mi maestro y le dije: ‘está mi nombre en todos los menús y me dijo que así lo habían decidido porque yo era uno de los mejorcitos del grupo’”.
Esto sucedió en 1999. "Al día siguiente comió la reina Isabel II e hizo un nombramiento muy especial a todos los canapés, reconoció todos los alimentos que yo practicaba. Para la cuarta o quinta semana, me llamaron para ofrecerme un trabajo permanente y después de 23 años sigo siendo el ejecutivo que trabaja para ellos".
En ese entonces, su papá Gregorio Ramírez Montaño, quien falleció en 2015, ya sospechaba a lo que se dedicaba y cuando Fernando Stovell se lo confirmó, no se molestó. “Muy lindo me dijo: ‘no dudé un minuto que cualquier cosa que llegaras a hacer, sería con pasión, y creo que escogiste la mejor profesión’”.
El reconocido chef mexicano tiene infinidad de anécdotas con la familia real, pues además de la reina Isabel, también le cocinó a los príncipes Harry y William. Sin embargo, por protocolo y respeto, no todos esos momentos deben ser revelados, así que de su boca nunca dirá si Su Majestad es alérgica a algún ingrediente o si los hijos de Lady Di son asiduos a ciertos condimentos.
“Cuando se trata de saber qué es lo que comen, hay cierta confidencialidad que no quiero romper. Hay cosas que sí quiero platicar y otras de las que cierro las puertas y no es por grosería, pero se me hace muy intruso hablar de la vida privada de otros. Gracias a mi confidencialidad es que he llegado tan lejos con mucha gente”, resaltó.
Antes de cocinarle a la realeza británica, en 1999, fue requisito indispensable que se reuniera con los jefes de cocina y mayordomos de los distintos palacios para entender los protocolos necesarios.
“En 2010 me invitaron al Medio Oriente y me tocó estar a cargo de la visita de Estado de Su Majestad con su esposo, Felipe de Edimburgo. Yo estuve a cargo de todas las mesas, me encargué de vestirlas, diseñar y cocinar los menús. Orquesté todo en conjunto con el mayordomo a cargo y fue bastante sencillo porque sabía que les encantaba el pescado, sus dietas son muy balanceadas”.
La familia real, dijo, “es muy respetuosa porque independientemente que tenga su propio capital económico, el gobierno que visitan, por ser jefes de Estado, se encarga de todo. Pero no les gusta la opulencia en comparación con otros países que mientras más opulencia puedan mostrar, más contentos están”.
Fernando Stovell admira a la realeza británica porque le tienen respeto al trabajador y a su país. “Incluso, le brindan apoyo a la gente que realmente lo necesita”.
Respecto a los príncipes William y Harry, hijos del príncipe Carlos y la fallecida Diana de Gales, el chef contó que les cocinó en audiencias en el Reino Unido para una de las majestades del Medio Oriente.
“Ellos comieron en su residencia. Aquella vez se ofreció un estilo en francés para lo cual todo es en plata. Fueron cuatro presentaciones de un tipo de pescado en una charola de plata. Se trata de algo muy refinado y elegante, es una forma antigua de servir las cosas”, explicó.
Fue en The Cuckoo Club donde tuvo oportunidad de platicar con el príncipe William. “Mi broma fue: ‘por cierto, yo le cociné a tu abuelita’, y su broma fue: ‘¿a cuál de las dos? Y tiene toda la razón porque no le dio toda la importancia que se merece la Reina, pues dijo que para él las dos son iguales”.
Aunque no puede revelar los platillos típicos mexicanos que ha degustado la familia real, aseguró que a todos sus integrantes les gusta mucho la gastronomía de este país, pues a su parecer, es una de las más completas y exquisitas a nivel mundial.
En The Wellington Club en Knightsbridge, Fernando Stovell fue jefe de cocina y preparó alimentos para David y Victoria Beckham, Steven Spielberg y David Bowie por citar algunas celebridades. El año pasado participó en el programa de televisión Masterchef Celebrity y este año prevé abrir una sucursal de su restaurante Stovells que hoy sobresale como uno de los mejores en Inglaterra.
