Tras haber alcanzado la mayoría de edad el pasado 1 de diciembre, la princesa Aiko, hija única del emperador de Japón, debutó de forma oficial como miembro de la realeza con la ceremonia de Año Nuevo llevada a cabo en el Palacio Imperial hace unos días.
A partir de ahora Aiko deberá cumplir con sus obligaciones reales como el resto de los miembros de la familia imperial.
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Entre los presentes en la ceremonia Shinnen Shukuga-no Gi, que se lleva a cabo anualmente en Tokio, estuvieron sus padres, el emperador Naruhito, de 61 años, y la emperatriz Masako, de 58, así como sus tíos, el príncipe heredero Fumihito Akishino y la princesa Kiko, con su hija, la princesa Kako.
Mako, la hija mayor de la pareja, dejó a la familia real el año pasado tras decidir casarse con su novio plebeyo, a pesar de que esto la haría renunciar a su título.
La princesa Toshi, como también es conocida Aiko, usó un vestido color marfil con escote en V y guantes blancos, como deben usar las mujeres en esta ceremonia. También vistieron así su madre y su tía, y ninguna de ellas llevó tiara, con el fin de mostrar austeridad en un momento complicado para su país y para el mundo en general.
En esta ceremonia suelen reunirse multitudes, pero no este año debido a la situación sanitaria, por lo que pocos presenciaron en vivo el debut de Aiko. Esto tal vez fue un alivio para la hija del emperador, pues es del conocimiento público que la princesa de 20 años padece de ansiedad, al punto de haber tenido que dejar sus estudios un tiempo en 2016.
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A pesar de ser hija única, Aiko no es la heredera al Trono del Crisantemo debido a que las mujeres no tienen permitido formar parte de la línea de sucesión, y así ha sido por 125 generaciones.
Es por ello que el heredero es el príncipe Fumihito, y después de él, su hijo el príncipe Hisahito, nacido en 2006. De no haber un heredero masculino después de este último, la dinastía real japonesa podría dejar de existir, aunque siempre queda la opción de que cambien las reglas.