"La intención es lo que cuenta", pensarán muchos al enterarse del sencillo regalo que la reina Isabel II hace cada año a las más de mil 500 personas que conforman su equipo de servicio. ¿Qué podría regalar una monarca a su gente más cercana en Navidad?
El sorprendentemente y sencillo regalo que la reina Isabel II da a su staff
Se trata de un pudín navideño, una especie de panqué macerado en brandy, sidra, frutas y especias que es clásico en las fiestas decembrinas en Gran Bretaña.
Este año la monarca los compró en la famosa cadena de supermercados británica Tesco y su precio asciende a las 8 libras esterlinas, es decir, unos 10 u 11 dólares (aproximadamente 200 pesos por pieza). En años anteriores, había elegido a otros distribuidores un poco más caros como Fortnum and Mason o Harrod's, siempre negociando un descuento por volumen de compras.
Pero su valor monetario es irrelevante. La reina lo hace año tras año pues tiene gran valor sentimental para ella: es la tradición que comenzó su abuelo, Jorge V, misma que siguió su papá, el rey Jorge VI.
Siguiendo los pasos de sus ancestros, Isabel II obsequia los pudines al staff de sus palacios, de su oficina postal y de la policía de Buckingham. Cada postre iba acompañado de una tarjeta de parte de la reina y el duque de Edimburgo. Este será el primer año que la tarjeta vaya exclusivamente firmada por la monarca.
Además de los famosos pudines, la reina da algunos regalos adicionales. Por ejemplo, a las escuelas e iglesias del área de Sandringham, donde pasa las fiestas, obsequia algunos árboles de Navidad, al igual que a la Abadía de Westminster, a la Catedral de St. Paul y a la Canongate Kirk de Edimburgo.