Aunque este año marcará un antes y después en la familia real británica debido a que es la primera Navidad sin la reina Isabel y la primera de Carlos como monarca, las celebraciones de esta temporada volverán a reunirse para celebrar juntos, lo que indica que seguramente también regresan ciertas tradiciones que desde hace años siguen los miembros de la monarquía, y es que este periodo festivo se rige por un estricto calendario lleno de tradiciones.
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La familia real tiene muy marcada la tradición de celebrar la Navidad en Sandringham, la casa de campo en Escocia de Isabel II.
Tradicionalmente, el 24 de diciembre, los invitados van llegando a Sandringham por orden, en una hora asignada. Según informó la revista Vanity Fair en su versión española, los primeros en llegar son los más jóvenes de la familia y los miembros con un rango más alto llegan al final.
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Los invitados este año son el príncipe Carlos y su esposa Camilla duquesa de Cornualles, así como el príncipe William, acompañado de su esposa Kate Middleton y sus tres hijos, los príncipes George, Charlotte y Louis. A pesar de todo el escándalo por la demanda por abuso sexual en su contra, el príncipe Andrés también está invitado, así como sus hijas, las princesas Eugenia y Beatriz de York junto con sus esposos e hijos.
Según Angela Kelly, estilista oficial de la reina, para los festejos de esos días, normalmente todos los invitados hacen "hasta cinco o incluso hasta siete" cambios de ropa. Y, para que nadie vista algo similar que la reina y sepan lo que ella lucirá, se pone un aviso escrito a mano en el Pasillo de los Vestidores.
Árbol de Navidad de la familia real
Aunque es el staff de Sandringham quien se encarga de poner y adornar el árbol, que normalmente es un abeto, los toques finales los dan los más pequeños de la familia una vez que todos los invitados llegaron, por lo que es la primera actividad que se realiza.
Cena navideña de la realeza británica
Todos los adultos al llegar deben pesarse. Nadie se escapa de hacerlo, pero el objetivo no es ridiculizarlos, sino asegurarse de que engorden al menos un par de kilos en los días siguientes. Antes de irse, vuelven a subirse a la misma báscula antigua y, si han ganado peso, se considera que los menús preparados por el personal de cocina han sido un éxito. Esta costumbre aparentemente se realiza desde el rey Eduardo VII, que reinó entre 1901 y 1910.
Básicamente, muchas de sus actividades se centran en la comida. En nochebuena, se sirve el té antes de abrir los regalos para pasar después a las bebidas y cocteles hasta que llegue la hora de la cena, a la que todos deben presentarse con vestidos de gala y trajes de etiqueta.
El chef real, Darren McGrady, confesó que “siempre eligen lo mismo”. Y, aunque es un menú de seis tiempos, lo que normalmente preparan son tres pavos con diferentes rellenos para toda la familia y otros para los más de 100 empleados. Como guarnición, tiene papas al horno, puré y coles de Bruselas. También tienen en la mesa quesos finos y jamón de York. Además, el menú siempre está escrito en francés.
Evidentemente los postres no pueden faltar, así que después de la cena, pasan a tomar el té, que suelen acompañar con un pastel de chocolate estilo tronco navideño, scones y pays.
Servicio navideño en Sandringham
Al día siguiente, el 25 de diciembre, todos los miembros de la familia real acuden a la misa que se realiza en la iglesia de Santa María Magdalena.
Después de eso, celebran el tradicional almuerzo, que consiste normalmente en ensalada de langosta o camarones, pavo asado y guarniciones. Como postre, hay pudín de Navidad decorado con mantequilla de brandy.
Después de comer, todos se reúnen para ver el tradicional discurso pregrabado del monarca, que se transmite en los 52 estados de la Commonwealth a las 3 de la tarde (hora Londres), para luego salir a caminar un poco para hacer espacio para la cena.
Para cerrar el día, se lleva a cabo el “buffet de pavo” y que es un momento muy especial para el chef de la familia real ya que “justo antes del banquete de Navidad, el chef principal de turno entra al comedor y corta el asado de costilla, el pavo o el jamón y, una vez que termina, su majestad le da al chef un vaso de whisky y brindan. Esa es la única vez que él entra al comedor y toma una copa de whisky con la familia real. Es una de las tradiciones favoritas del chef”, comenta el exchef real Darren McGrady.