El estricto protocolo que sigue la Familia Real británica también dicta lo que pueden y no pueden comer cuando se encuentran 'de servicio' o en alguna de las residencias oficiales de la monarquía. El ajo, por ejemplo, está prohibido por la posibilidad de que deje mal aliento, y el marisco o la carne poco hecha tampoco forman parte de su menú durante sus viajes oficiales por el riesgo de intoxicación alimentaria.
La tierna reacción del príncipe George tras comerse una hormiga viva
Pero el príncipe George, hoy de 8 años, se saltó estas reglas hace dos años cuando acudió a la regata The King's Cup celebrada en la Isla de Wight y el conocido aventurero Bear Grylls lo animó a que comiera una hormiga viva.
Al parecer, el hijo mayor de los duques de Cambridge es un gran admirador del experto en supervivencia, que ha presentado varios programas de televisión en Reino Unido, y tenía muchas ganas de conocerlo.
Mientras los dos estaban platicando, una fila de estos insectos pasó por encima de los pies de George y su ídolo lo animó a que probara una, algo que el pequeño, de entonces seis años, hizo sin pensarlo dos veces.
"Fue un privilegio darle al futuro Rey su primera hormiga. Se le iluminaron los ojos, igual que le sucede a cualquier persona cuando está en la naturaleza y se enfrenta a sus miedos y los supera, así que bien por él", ha afirmado Bear en el programa Good Morning Britain, para añadir que considera a George un "pequeño héroe".
La pregunta que surge es: ¿dónde estaban en aquel momento los papás del tercero en la línea de sucesión al trono, o su famosa niñera española? En realidad George estaba a cargo de su abuela materna, Carole Middleton, durante la regata, pero parece que a William y Kate no les molestó que su hijo comiera una hormiga porque Bear Grills lo comentó en su discurso de agradecimiento tras ganar la competición y ellos se rieron.