Fue el 20 de octubre pasado cuando se prendieron las alarmas al saber que la reina Isabel II de Reino Unido había sido hospitalizada para realizarse varios estudios médicos. Fue cuestión de un día únicamente, por lo que pronto regresó la calma.
Sin embargo, la salud de la soberana británica continúa siendo un motivo de preocupación generalizada, pues además de cancelar su visita de dos días a Irlanda del Norte, esta semana anunció que tampoco viajaría a Glasgow, muy a su pesar, para asistir a la cumbre COP26 por consejo de sus médicos, que le habían recomendado descansar.