A los royals estamos acostumbrados a verlos en sus facetas más serias, observando en todo momento el protocolo que estudian durante toda su vida y evitando muestras de espontaneidad, siguiendo al pie de la letra su responsabilidad de ser los representantes de sus países.
Pero hay ocasiones, aunque sean muy pocas, que si el entorno es favorable y se sienten en mayor confianza, además de que estén platicando temas que son de su interés, que pueden mostrar su "lado B"; como sucedió recientemente con el príncipe Carlos, quien confesó un acto de amor que tuvo con su primer nieto, el príncipe George.