Aunque en los últimos tiempos la duquesa de York parece haber conseguido acercar posturas con su antigua familia política, los escándalos que protagonizó tras su separación del príncipe Andrés, como las fotografías en las que su entonces asesor financiero aparecía besándole los pies o su intento de 'vender' acceso a su exmarido y a su influencia en ciertos sectores, la convirtieron en persona non grata en palacio, en especial a ojos de su fallecido suegro el duque de Edimburgo.
Así reaccionó Sarah Ferguson tras no ser invitada a la boda de William y Kate
Por esa misma razón, a nadie le sorprendió demasiado, ni siquiera a ella misma, que no recibiera una invitación al enlace del príncipe William en 2011 con la ahora duquesa de Cambridge, a pesar de que la pareja tenía asientos para 1.900 personas en la abadía de Westminster.
"No creí que fuera a ser digna de ir a su boda, así que me invité a mí misma a Tailandia para alejarme de todo ello e intentar recuperarme", confesó a la revista Town & Country.
Sin embargo, para cuando le llegó el turno de pasar por el altar a su sobrino Harry siete años más tarde, la situación había cambiado considerablemente y ella se encontró de pronto entre los asistentes a la ceremonia en la que el hijo menor de su antigua amiga Diana contrajo matrimonio con Meghan Markle.
De hecho, Fergie reconoció más tarde que resultó muy agradable escuchar los vítores de la multitud cuando ella llegó a la capilla del castillo de Windsor acompañada de su exmarido el príncipe Andrés.