Sin tomar en cuenta los rumores de una posible crisis en el matrimonio del príncipe Alberto de Mónaco y Charlène Wittstock, es un hecho que a la fecha ambos son aficionados al atletismo, por lo que seguramente la ex nadadora hubiera estado feliz de poder ser de las pocas personas que acudieron la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
Alberto de Mónaco, entre los mil privilegiados en la apertura de Tokio 2020
No olvidemos que de hecho se conocieron en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, cuando ella era campeona olímpica de natación de Sudáfrica, aunque su relación comenzaría seis años después.
Alberto II estuvo entre las mil personas que tuvieron el privilegio de estar presentes durante la inauguración en el estadio Estadio Olímpico de Tokio, y es que es miembro del Comité Olímpico Internacional. ¿La razón de tan baja audiencia? Minimizar los riesgos por la pandemia de Covid-19, aunque lo cierto es que el estadio tiene una capacidad para 68 mil personas.
Además del príncipe monegasco, vimos otras personalidades como el presidente de Francia, Emmanuel Macron -el único mandatario del G7 presente- y su esposa, Brigitte, quienes justo estuvieron sentados en el mismo palco que Alberto, aunque respetando la distancia y usando la obligatoria mascarilla.
Jill Biden, primera dama de Estados Unidos, también estuvo entre los presentes, además del emperador Naruhito de Japón, evidentemente, aunque su esposa, la emperatriz Masako no acudió debido a las medidas sanitarias.
Otro miembro de la realeza que también tenía invitación era Federico de Dinamarca, heredero al trono, pero al parecer tuvo que cancelar su asistencia de último momento debido a que tuvo contacto con una persona que dio positivo a coronavirus.
A pesar de que fue una ceremonia poco usual y un tanto “triste” sin público presente, eso no fue razón para que el príncipe Alberto no disfrutara del show, y es que mostró su entusiasmo e incluso se puso de pie y ovacionó cuando la delegación de Mónaco apareció en la pista.
Fueron Xiaoxin Yang, jugadora de tenis de mesa y Quentin Antognelli, de canotaje, quienes portaron la bandera de Mónaco.
Casi al final de la ceremonia, el emperador Naruhito de Japón apareció en el podio: "Declaro abiertos los Juegos de Tokio", dijo solemnemente, dando así inicio oficial a 'los Juegos de la Pandemia', como ya se les ha bautizado coloquialmente.
La tenista Naomi Osaka, número 2 mundial, fue la última relevista y la encargada de encender el pebetero olímpico.