Es cierto que la ausencia de Charlène en el principado de Mónaco desde mayo está más que justificada y es que, mientras realizaba una visita a Sudáfrica, su país natal, para luchar contra la caza furtiva de rinocerontes, contrajo una infección severa en oídos, nariz y garganta por la que han tenido que realizarle procedimientos y tres cirugías hasta ahora.
¿El temor de Alberto de Mónaco antes de su boda se está haciendo realidad?
Hasta la fecha no hay información de cuándo podría regresar a Mónaco junto a su esposo e hijos, ella misma dijo hace unos días en una entrevista, para el Channel24 de Sudáfrica, que extraña profundamente a su familia y aseguró: “Alberto es mi roca y mi fuerza y sin su amor y apoyo no habría podido superar este doloroso momento".
A pesar de lo anterior, en el documental que será estrenado mañana 10 de julio por el canal británico Channel 5 a las 9pm (hora Londres), The Curse of Grace Kelly's Children (La maldición de los hijos de Grace Kelly), el periodista real y quien conoció a Alberto II, Joel Stratte-McClure, asegura que el príncipe estaba “temeroso” desde antes de su boda con Charlène de que ella no pudiera con la “pecera” que sería Mónaco.
"Alberto me ha dicho que sentía lástima por cualquiera que se convirtiera en la princesa de Mónaco, debido al efecto de pecera y las obligaciones que venían con ese papel", asegura el corresponsal.
Y es que esta declaración hace sentido al ver en retrospectiva cuál ha sido el actuar de Charlène durante estos 10 años como princesa de Mónaco desde su boda con Alberto. Sin embargo, desde que comenzara su relación, en el año 2000, la pareja ha estado rodeada de polémicas en gran parte por las aventuras del príncipe que resultaron en hijos que más adelante reconocería.
Se dice que la princesa Charlene se escapó dos días antes de la boda real tras escuchar que el príncipe Alberto tuvo un tercer hijo durante su noviazgo. Aparentemente, la princesa intentó regresar a Sudáfrica y se refugió en la embajada de su país en París, pero fue convencida de aceptar casarse y le prometieron que en cuanto tuviera un “heredero legítimo” podría irse.
En el mismo año de su boda, 2011, la propia Charlène comentó sentirse “muy sola” en Mónaco; un año después se supo que tenía depresión por no poder darle un heredero a su esposo. Finalmente en 2014, los mellizos, la princesa Gabriella y el heredero al trono, el príncipe Jacques nacieron.
Charlène ha intentado estar presente y cumplir con sus obligaciones de esposa y princesa de Mónaco, pero ha sido evidente lo mucho que le cuesta sonreír y verse relajada en los actos oficiales.
En varias ocasiones ha expresado lo mucho que extraña Sudáfrica. 'Soy africana y esta es mi herencia. Siempre lo será. Está en mi corazón y en mis venas '', dijo a Eyewitness News en 2017 durante una visita a su país. Y tan solo el año pasado admitió que la vida era 'muy dolorosa' y dijo: 'Tengo el privilegio de tener esta vida, pero extraño a mi familia y mis amigos en Sudáfrica y a menudo estoy triste porque no siempre puedo estar ahí para ellos'.
Fue en enero de este 2021 cuando Charlène y Alberto de Mónaco fueron vistos por última vez juntos en un acto oficial, y muchos dicen que desde entonces tampoco se vio públicamente a la princesa por Mónaco. Esto se ha interpretado como una nueva crisis, sin embargo las recientes declaraciones de la princesa indican todo lo contrario.
Habrá que esperar la recuperación de Charlène para ver si regresará a Mónaco al lado de su esposo e hijos. Por lo pronto, hoy mismo ha compartido en Instagram unas fotos donde se ve bien y trabajando. "Pasando tiempo con Jacqui y Bella haciendo mantas para la guardería de al lado. Deséame suerte 😂🙏", escribió.