Hace casi dos meses la familia real británica despidió a su patriarca el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, y uno de los temas que había quedado pendiente era la herencia que habría dejado. A pesar de que no se sabe cuánto dinero tenía el royal, había cierta certeza de que todo pasaría a manos de Isabel II, pero al parecer hubo un cambio final.
La razón por la que se esperaba que la monarca del Reino Unido fuera la heredera universal de su esposo es que así evitarían pagar el impuesto de sucesiones que no se aplica a los cónyuges, pero una fuente cercana al Palacio de Buckingham ha revelado al periódico The Sun que hay más herederos.