Boda de nobleza: El conde de Osorno y su novia dan el "¡Sí, acepto!" en Madrid
Tras dos años de noviazgo Carlos Fitz-James Stuart y Solís se casó con Belén Corsini, tres años mayor que él, en una íntima ceremonia en el Palacio de Lira.
Carlos Fitz-James Stuart y Solís, de 29 años, y Belén Corsini, de 32, han comenzado un nuevo capítulo en su historia juntos al darse, hoy, el "¡Sí acepto!", en la que será recordada como una de las primeras bodas de las aristocracia española en pandemia, en el Palacio de la Lira.
El conde de Osorno y la hija del empresario Juan Carlos Corsini Muñoz de Rivera han seguido los pasos del hermano de él y su esposa, los duques de Huéscar, Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo, que también se casaron en la residencia oficial de la Casa de Alba, hace casi tres años.
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Aún no hay imágenes oficiales de los novios, pero la casa de modaNavascués envió a Quién un comunicado en el que detalla cómo es el vestido de la feliz novia: Realizado en georgette pesante de seda natural, corte imperio y doble falda, con enagua en satín y con remate bordado.
Las mangas, de una pieza, son abullonadas, el diseño se complementa con una cauda independiente de tul plumetti bordado en gazar. El velo fue de tul plumetti acompañado por una joya familiar. Mientras que del maquillaje y el estilismo se encargó Álvaro Talayero.
Para esta fecha tan especial Carlos —como es tradición en los hombres de prácticamente todas las casas reales europeas— usó su uniforme con el que hizo gala de su grado militar como maestrante por su pertenencia a la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
En esta feliz ocasión la madrina del novio fue su mamá, Matilde Solís-Beaumont, quien optó por un look de Lorenzo Caprile. La novia llegó a la ceremonia del brazo de su papá y que también fungió como su padrino. Dos de los invitados que dieron cátedra de estilo fueron precisamente Fernando Martínez de Irujo y Sofía Palazuelos.
Él vestido de chaqué, siguiendo el protocolo, y ella con un vestido sencillo, fiel a su estilo, de la firma Jan Taminiau; realizado en georgette de seda en color azul mar, con capelina y con fajín bordado. Al sitio llegó casi toda la familia del novio, con excepción de su tío Cayetano Martínez de Irujo, que continúa hospitalizado en la Clínica de la Luz.
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Los jardines de La Lira fueron el sitio en el que se realizó la ceremonia, que fue oficiada por el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, ya casi parte de la familia porque él casó en su momento a la desaparecida duquesa de Alba con Alfonso Díez y también a los duques de Huéscar.
La ambientación contó con flores naturales y silvestres de Aquilea, con el fondo de los tapices del palacio. La empresa ibérica A-Típica organizó la boda para la que se dispusieron distintas carpas, necesarias porque la ceremonia y recepción fueron al aire libre, debido a las medidas sanitarias por la pandemia de Covid-19.
Todos los asistentes tuvieron que realizarse previamente la prueba PCR. También se colocaron las mesas con un aforo reducido, los menús fueron individuales y no hubo el tradicional cóctel de pie ni baile. El almuerzo fue servido por Ciboulette, también llamados durante el enlace de los duques de Huéscar en 2018.
La compañía, siempre muy discreta, sólo se ha permitido comentar de sus clientes royal, que son "unas personas muy educadas, nada pretenciosas, muy amables y que siempre piden todo por favor y dando las gracias". La empresa siguió la disposición de tener todo listo para las 13:00 horas (en Madrid) para que comenzara la celebración.
Para seguir cuidándose, Carlos y Belén aplazaron su luna de miel, en la que pretenden visitar la Isla Mauricio y Tailandia. Pero su próxima aparición pública será muy pronto, el día 29, cuando viajen a Sevilla para formar parte del bautizo de la futura duquesa de Alba, María del Rosario Cayetana, la primogénita de los duques de Huéscar.