El príncipe Harry se ha convertido en un hombre de familia, padre de un niño de dos años y muy pronto también de una niña que nacerá este verano, que ha sido capaz de renunciar a la monarquía británica y abandonar su país para proteger a su esposa del acoso mediático. Sin embargo, no siempre tuvo tan claras sus prioridades.
Harry recurrió a las drogas y el alcohol para curar dolor por muerte de su mamá
La década de los veinte estuvo marcada para él por todo tipo de excesos, desde el alcohol hasta las drogas, con los que trataba de enterrar sus emociones para escapar de todo lo que sentía y ocurría a su alrededor.
"Poco a poco me di cuenta de que, si bien no estaba tomando de lunes a viernes, probablemente tomaría el contenido de toda una semana en un día, durante un viernes o un sábado por la noche. Y me daba cuenta de que bebía, no porque lo disfrutara, sino porque intentaba enmascarar algo", le ha confesado a Oprah.
Los años que pasó cumpliendo con sus labores en representación de su abuela Isabel II estuvieron marcados por "ataques de pánico y una grave ansiedad" que empeoraba cada que subía al coche y veía una cámara.
"Me convencía a mí mismo de que mi cara estaba muy roja y de que todo el mundo podía ver cómo me sentía, pero nadie sabía por qué. Así que era vergonzoso", ha explicado Harry, que describe su década sirviendo en el ejército, durante la que se mantuvo más alejado de la familia real, como la más feliz de su vida.
El inicio de su relación sentimental con Meghan Markle fue una época de mucho aprendizaje, según ha reconocido ahora, en la que se dio cuenta de que necesitaba acudir a terapia para solucionar sus problemas o perdería a una mujer con la que podía verse pasando el resto de su vida.
"Cuando me dijo: 'Creo que necesitas ver a alguien', fue por una discusión que tuvimos. Y en esa discusión, sin saberlo, volví a ser el Harry de 12 años [la edad que tenía cuando murió su madre].
En el momento en que empecé la terapia, y probablemente en la segunda sesión, mi terapeuta se giró hacia mí y me dijo: 'Parece que estás volviendo al Harry de los 12 años'. Me sentí algo avergonzado y me puse a la defensiva, pero me respondió: 'No estoy diciendo que seas un niño. Estoy expresando mi apoyo y empatía por lo que te ocurrió cuando eras niño. Nunca lo procesaste. Nunca se te permitió hablar de ello. Y, de repente, ahora sale a relucir de distintas maneras'".
La conclusión a la que Harry llegó era que había estado viviendo en una burbuja en la monarquía y atrapado en un proceso de pensamiento o una mentalidad que le impedía hacer frente a situaciones incómodas o dolorosas.