La joven Lady Louise Windsor, hija del príncipe Eduardo y de su esposa la condesa de Wessex, aprendió a conducir carruajes bajo la tutela de su abuelo y se cree que ahora ella será la encargada de continuar con su legado en el enganche ecuestre, un deporte que practicaban juntos con mucha frecuencia.
El regalo especial que el duque de Edimburgo le dejó a su nieta más joven
Según fuentes del periódico Daily Mail, Louise heredará el carruaje de aluminio y acero de color verde oscuro que el duque de Edimburgo mandó fabricar hace ocho años siguiendo unas instrucciones muy precisas junto con un par de ponis de la raza Fell llamados Balmoral Nevis y Notlaw Storm, por los que el fallecido sentía un gran apego.
Los dos animales protagonizaron uno de los momentos más emotivos en el funeral del marido de Isabel II el pasado sábado al aparecer en los terrenos del castillo de Windsor tirando del carruaje favorito de su dueño. En el asiento se había colocado su gorra de conducir, sus guantes, su manta e incluso el recipiente de plástico con tapa roja en el que guardaba los terrones de azúcar que les daba a sus ponis como recompensa.
El príncipe Felipe empezó a conducir carruajes en 1971 después de que los problemas de artritis que sufría en la muñeca pusieran punto final a sus días como jugador de polo. A él se le atribuye el mérito de haber dado forma y popularizado las carreras de enganche en el Reino Unido, e incluso representó a su país en seis campeonatos mundiales y tres europeos, además de haber seguido practicándolo pasados los 80 años.
La joven Louis rindió homenaje a la pasión que compartía con su abuelo luciendo un broche ecuestre, que representaba la cabeza de un caballo y un látigo, en el servicio religioso en el que su familia le dio el último adiós.