El esposo de Carolina de Mónaco es condenado a 10 meses de prisión
Por sus altercados con la policía en el verano del 2020, el príncipe Ernesto de Hannover fue condenado con cárcel, pero en libertad condicional, y a no beber una gota de alcohol.
Al esposo de Carolina de Mónaco le siguen pasando facturas sus errores del pasado, como el altercado que protagonizó en el verano de 2020 con varios agentes de la policía, a los que atacó en "total estado de embriaguez", como resaltó la jueza del caso, y a una pareja de cuidadores que trabajaban en su pabellón de caza.
Este ataque a las fuerzas del orden ya civiles le pudo costar al más polémico de los príncipes alemanes tres años de prisión en Austria, sin embargo, una juez del Tribunal Regional de Wels le dictó una pena de cárcel de 10 meses en régimen de libertad condicional.
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Pero ese no fue el único castigo para el aristócrata de 67 años, la jueza también emitió una orden que declara al príncipe como persona 'non grata' en Austria. Ahora, de acuerdo con la sentencia, Ernesto deberá busca otra residencia, que no sea su pabellón de caza en Auerbach en Grünau im Almtal.
Así el 'royal' deberá dejar atrás el sitio al que llamó hogar durante varios meses antes de los incidentes, además de que no puede acercarse a ciertos edificios de la Fundación Conde de Cumberland, que administra sus propiedades, y no puede tener ningún contacto con la pareja de cuidadores que trabajaban para él.
A todo esto se suma que tampoco puede beber alcohol y debe someterse a terapia. El juicio, que ha recibido una absoluta atención mediática, debido a que su protagonista tiene una vida llena de escándalos, inició con un gesto de humildad de parte de Ernesto, al expresar que está arrepentido de lo sucedido, aunque se declaró inocente.
Para este encuentro con la justicia, al príncipe se le dieron ciertas facilidades: llegar por la entrada trasera del edificio del tribunal y a la sala de audiencias, para evitar a la prensa que lo esperaba en la entrada principal.
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"Acepto la responsabilidad, estoy muy arrepentido de lo ocurrido y estoy dispuesto a pagar los daños", dijo el aristócrata ante el tribunal, aunque quiso dejar en claro que no se considera culpable de las acusaciones por resistencia a la autoridad, lesiones graves, amenazas y coacciones.
A partir de ese momento, los abogados del esposo de Carolina de Mónaco, sólo legalmente porque llevan separados más de una década, comenzaron su estrategia de defensa con el fin de reducir el castigo, que al final tuvo éxito, apelaron a la "situación excepcional" de su cliente, tras una operación por cáncer y un conflicto con su hijo.
"Se sintió abandonado. El hecho de haber estado aislado de su familia y haber sido abandonado tras su operación de cáncer le ha pasado una factura física y psicológica", afirmó Otto Dietrich, uno de los abogados defensores. Quedó claro que Ernesto Augusto quería hacer responsable a su hijo mayor de los escándalos que protagonizó.
Según sus defensores, el primogénito y actual jefe de la Casa Güelfa dio instrucciones a los empleados de su padre para que le dieran alcohol, probablemente sabiendo que era propenso a los arrebatos.