Tras darse a conocer la semana pasada que Meghan Markle y el príncipe Harry habían perdido todos sus patronazgos en nombre de la reina Isabel II, hay que recordar que antes de ellos, otros integrantes de la familia real ya habían pasado por algo similar.
En 1996, la princesa Diana y el príncipe Carlos firmaron el divorcio de manera definitiva, luego de que, la pareja llevaba cuatro años separada. En ese entonces, Lady Di era miembro activo de la familia real incluso después de que el primer ministro John Major informara en 1992 su separación del heredero al trono británico.
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Cerca de 15 años después de que se integrara a la realeza, Diana de Gales apoyaba más de un centenar de causas a las que prestaba su nombre y activismo como princesa. No obstante, el 16 de julio 1996, un día después de que Carlos y Diana presentaran ante el juez el acuerdo de divorcio, ella tuvo que renunciar a cerca de 100 patronazgos, incluyendo su vicepresidencia de la Cruz Roja, un papel en el que la organización había ascendido a Lady Di de figura royal a embajadora global.
Aunque en esa época Diana se enfrentó a menos dificultades que su hijo menor y Meghan Markle, había una razón de peso para el abandono masivo y es que, a pesar de sus esfuerzos por separar sus problemas conyugales de su dedicación a las organizaciones benéficas, la ex esposa del príncipe Carlos no encontró ningún respaldo económico.
La capacidad de Lady Di quedaría reducida cuando el divorcio se hiciera oficial y en ese momento, ni siquiera estaba muy claro si podría seguir usando el palacio de St. James para trabajar en sus proyectos. Un portavoz del palacio de Buckingham declaró a los medios que “entendían completamente la decisión” y es que, aunque la reina Isabel II y el príncipe Carlos jamás la hubieran presionado para que abandonara sus patrocinios, tampoco los hubieran financiado.
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Diana también perdió su título de Alteza Real, orillando de alguna manera a la princesa a “liberar” a las instituciones con las que colaboraba para que éstas buscaran a otros miembros de la familia real en activo, algo de lo que Diana fue muy consciente desde el primer momento.
Así que fue la propia Lady Di quien anunció a las organizaciones a través de una carta que “con gran pesar” su situación actual era tan incierta que no podía garantizarles el mismo nivel de apoyo y compromiso. Gran parte de los perjudicados quedaron en shock por la decisión, mientras que otras aseguraban que su presencia como patrocinadora había contribuido a cuadriplicar los ingresos con los que hacían frente a sus respectivas causas.
