Jenni Rivett, quien se desempeñó como entrenadora personal de Diana de Gales confesó que tenía una excelente relación con sus hijos: los príncipes William y Harry, quienes incluso se llegaban a colar en sus entrenamientos.
En 1991, la entrenadora comenzó a trabajar con la esposa del príncipe Carlos, en ese entonces, la tendencia de ejercicios eran las rutinas de ejercicios aeróbicos, patinaje y marcha rápida, misma que practicaba Diana en los jardines del palacio de Kensington, según indicó Rivett al diario británico Daily Mail.
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Pero en algunas ocasiones, William y Harry de nueve y siete años , se “colaban” al entrenamiento. “Sus hijos eran su mundo entero y solían unirse a nuestras sesiones de entrenamiento en el palacio de Kensington, molestándola ocasionalmente. Tenía [Diana] un vínculo muy especial con William y Harry, y también le encantaba avergonzarlos; su sentido del humor era uno de sus mayores rasgos”, añadió la entrenadora.
Mientras que Jenni y Lady Di también tenían un vínculo realmente bueno y la princesa estaba feliz por tener a alguien fuera de su círculo de la realeza. “A ella le gustó el hecho de que yo no estaba familiarizada con el protocolo real”, continuó Rivett.
“No me di cuenta de que tenía que hacerle una reverencia y solo lo supe cuatro años después, cuando vi a su mejor amiga [a quien también entrené] haciéndole una reverencia en Kensington Gardens. Ella [Diana] se rió cuando me disculpe y me dijo: ‘por eso te amo, Jenni…por favor, nunca me hagas una reverencia’”
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Jenni estuvo cerca de Diana incluso en una de las etapas más complicadas de su vida, como su separación del príncipe Carlos y cuando habló públicamente de su batalla contra la bulimia. “Valientemente me contó a mí y al mundo, sobre su bulimia. Fue verdaderamente honorable, ya que ayudó a muchas mujeres jóvenes a comprender el impacto de los trastornos alimenticios”, confesó Rivett.
El trabajo de la entrenadora personal consistió también en alentar a la princesa a comer más sano y sus entrenamientos la habrían ayudado a controlar el trastorno alimenticio. “El ejercicio es un alivio increíble para la ansiedad y otros sentimientos bajos. Creo que cuando su cuerpo se puso en forma, fuerte y saludable, se sintió empoderada y lista para enfrentar los malos momentos de frente”, puntualizó.