Tras una tercera entrega en la que el príncipe Carlos deja escapar a Camilla Shand, que se casa con Andrew Parker Bowles, The Crown inicia la cuarta con el príncipe Carlos (de nuevo Josh O'Connor) a la desesperada búsqueda de una esposa y futura reina.
Peter Morgan, el creador y guionista de la serie, traza un retrato de Lady Di con poca condescendencia. La presenta como una joven frágil, inexperta, con escasa preparación y problemas de bulimia, acrecentados por la frialdad de su marido y de la familia real.
Una historia de la que se ha contado todo y que está fresca en la memoria colectiva ya que desde el fallecimiento de la princesa Diana, en 1997, no ha quedado ni un solo detalle de su biografía sin escudriñar.
Por la pantalla, y con una soberbia puesta en escena, aparecen momentos ya míticos de la historia de lady Di. Desde el anuncio del compromiso y la boda hasta su primer viaje oficial a Australia (secuencias rodadas en realidad en España) o sus primeros encuentros con la amante de su marido. Todo tan real como conocido.
Si a eso se le añade que el trabajo de Emma Corrin es más de imitación que de interpretación, el resultado es que lo más interesante de la nueva temporada de la serie está en muchos otros personajes.