A propósito de que en unos días se celebrará el Día de Brujas, no sería extraño que en los palacios y castillos reales en los que creció la reina Isabel II y toda su descendencia, incluyendo a su heredero, el príncipe Carlos, se hubiera percibido alguna presencia paranormal.
Así que hicimos un recuento con las cinco propiedades reales más famosas, donde los royals aseguran que han percibido este tipo de situaciones.
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Palacio de Buckingham
Esta residencia es propiedad de la familia real desde 1703 y, según los expertos, los fantasmas que se alojan allí son desde antes de esa época. Al parecer, se ha registrado la presencia de un monje encadenado que hace un rondín en la terraza trasera, donde alguna vez hubo un monasterio.
También se dice que John Gwyne, secretario privado del rey Eduardo VII se suicidó en la residencia de un disparo, luego de divorciarse de su esposa.
Castillo de Windsor
Esta es una de las propiedades con más fantasmas, incluido el del
rey Enrique VIII, el
rey Jorge III y un joven guardia de granaderos que se quitó la vida en el Long Walk. Pero el que más ha llamado la atención es el de la
reina Madre, quien se pasea por la biblioteca, según
Visit Britain.
Palacio de Kensington
Desde el siglo XVII esta es la residencia donde vive la familia real y, por su antigüedad, también tiene presencia paranormal. Por ejemplo, el fantasma de la reina Victoria, tía de la reina Isabel II; la princesa Sofía y la reina María II, quien fuera la esposa del rey Guillermo III. También hay rumores de que el fantasma del rey Jorge II ronda la casa de Kate Middleton y el príncipe William.
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Cada año, la familia real se traslada a esta propiedad para pasar las vacaciones de verano, pero en este recinto hay una popular historia. Se trata la de
John Brown, un sirviente y amigo de la
reina Victoria, y según los informes todavía se ve su fantasma por los pasillos con su falda escocesa.
Sandringham
Este es el destino de la familia real cada Navidad y Año Nuevo, pero se dice que se han percibido situaciones como ver tarjetas volar por el aire como si alguien las hubiera lanzado, jalar las mantas de las camas e incluso, encender y apagar las luces.