La familia real británica no es ajena a las polémicas, sobre todo el duque de Edimburgo, que en su momento causó muchas tensiones en sus viajes internacionales por sus comentarios desafortunados sobre otras culturas, pero el príncipe George debe de haber establecido un nuevo récord, al verse envuelto en un conflicto diplomático con el gobierno de Malta con tan sólo siete años.
La culpa la tuvo el regalo que hizo el científico y ambientalista británico David Attenborough, durante una visita reciente al Palacio de Kensington. El famoso naturalista estaba al corriente de que el niño visita a menudo el museo de historia natural de Londres y se convirtió en un apasionado de los dinosaurios, así que quiso sorprenderlo con el diente fosilizado de un tiburón gigante que tiene 23 millones de años de antigüedad.