A principios de esta semana se informó que la reina Isabel II retomaría su agenda en el Palacio de Buckingham luego de mantenerse aislada durante cinco meses en el castillo de Windsor junto al duque de Edimburgo. Mientras estuvieron en confinamiento, vivieron con 24 empleados del palacio, quienes se dividían en equipos de 12 y luego de trabajar durante tres semanas seguidas, descansaban otras tres para evitar un contagio de coronavirus, debido a que la soberana y su esposo están en el grupo de mayor riesgo de la enfermedad.
No obstante, aunque las medidas fueron realmente estrictas, trece de sus guardias fueron condenados a prisión durante dos semanas y sin goce de sueldo, ¿la causa? Integrantes del Primer Batallón de la Guardia Galesa pusieron en peligro a la reina luego de mezclarse con civiles sin ningún tipo de medida de seguridad establecida por las autoridades de salud.