El príncipe William y Kate Middleton se han caracterizado por seguir al pie de la letra las tradiciones y protocolos de la familia real, sin embargo, hay una que los convirtió en blanco de críticas: William llevó a su hijo, el príncipe George, de cacería de urogallos.
PETA, que trabaja por los derechos de los animales, criticó la acción del príncipe. La organización argumentó que este tipo de actividades podría causar daño a la psique del niño de siete años e insensibilizarlo ante el sufrimiento de los seres vivos: “Muy pocas personas en estos días ven la caza como un “deporte”, es una acción violenta que hiere y mata a aves hermosas”, dijo Mimi Bekhechi, directora de PETA al diario británico Daily Mail.