Los miembros de la familia real británica están acostumbrados a que los curiosos que se acercan a saludarlos en sus apariciones públicas se dirijan a ellos con respeto y pleitesía, y si se trata de encuentros más formales, lo habitual es que los interesados reciban antes una lección exprés de protocolo y etiqueta.
Sin embargo, los duques de Cambridge vivieron una experiencia muy diferente este miércoles cuando visitaron una residencia de ancianos en Cardiff, para la que anteriormente habían organizado una sesión de bingo por videollamada -con ellos mismos como los encargados de cantar los números- durante el período de confinamiento.