Los duques de Cambridge siempre han considerado una prioridad que su familia pase el mayor tiempo posible en contacto con la naturaleza. Kate, por ejemplo, está cada vez más involucrada en la exhibición floral Chelsea Flower Show que cada año organiza la Real Sociedad de Horticultura, para apoyar a la reina Isabel II en su labor como patrona, y el año pasado colaboró incluso en el diseño de un jardín pensado para los más pequeños en el marco de ese mismo evento.
El guiño oculto al príncipe Carlos en el cumpleaños de William, que nadie notó
El matrimonio también eligió tras el nacimiento de su primogénito a una niñera que se formó en la conocida escuela Norland College de Bath, que inculca a sus alumnas la importancia de los juegos al aire libre.
Otra prueba más de su pasión por los espacios naturales es que muchas de las imágenes que difunden de sus tres hijos tienen como escenario los espacios verdes del palacio de Kensington o de su casa Anmer Hall, en Norfolk. Con motivo del 38 cumpleaños del príncipe William el pasado domingo, que coincidió además con la celebración del día del padre en Reino Unido, la casa real británica compartió varias fotografías en las que posaba con sus hijos, Charlotte, George y Louis acostados en el pasto o sentado en un columpio de madera.
Este último objeto guarda un significado muy especial para William y Kate, porque se trata de uno de los regalos que recibieron con motivo de su enlace hace nueve años. El responsable de sorprenderlos con un obsequio tan original, sabiendo que encajaría a la perfección en su estilo de vida, fue el príncipe Carlos, padre del entonces novio, que encargó el columpio a la compañía The Oak & Rope y pidió que lo grabaran con los nombres de la pareja y la fecha de su boda, abril de 2011. Salta a la vista que desde entonces le han dado mucho uso y probablemente se habrá convertido en uno de los juguetes favoritos de sus hijos.