Desde su llegada a la Casa de Windsor en noviembre de 2017, Meghan Markle rompió los estereotipos de la realeza. Además de ser una mujer divorciada, se dedicaba a la actuación, nació en Estados Unidos y tiene una identidad biracial, algo que se convirtió en su llave de entrada y le dio la aceptación de la reina Isabel II.
Lady Collin Campbell, experta en realeza, escribió en su libro Meghan y Harry: The Real Story que la soberana de 94 años le dijo a su nieto que no podía casarse con una estrella de Hollywood blanca, según el extracto al que tuvo acceso el diario británico Daily Mail.